Con su venia presidenta, compañeras, compañeros senadores, invitados especiales sean todos bienvenidos.

Sábado 17 de octubre de 1953, una fecha que evoca a la mujer mexicana y su derecho a votar y ser votada. Un hito de absoluta trascendencia en la lucha por la igualdad de género.

Sin embargo, hace 64 años, más que el derecho a votar y ser votadas, la reforma constitucional cambió el paradigma entre hombres y mujeres.

Esta fecha es un parteaguas crucial para la sociedad, porque ese día lo que se reconoció, fue la ciudadanía de la mujer mexicana.

Ciudadanas con derechos y obligaciones; ciudadanos todos, varones y mujeres, sin distinción de géneros.

Sin duda, este fue un primer esbozo político de la igualdad por la que todas y todos luchamos a diario.

La participación política de la mujer es un derecho que con arduo trabajo fue restituido al género femenino; y ya hace a 64 años, la lucha ha rendido dulces frutos, bastantes avances y grandes logros.

Contamos un marco constitucional y legal que protegen a nosotras las mujeres, se han implementado múltiples acciones afirmativas en distintas materias y se promueve la equidad en el todos los sectores.

Además, se protege de manera prioritaria la salud materna, se logró la paridad política y se han establecido medidas para erradicar la discriminación y la violencia por causa de género.

 

Este es un momento histórico para nosotras las mujeres.

El trabajo que las mujeres hemos realizado durante más de un siglo, es testimonio fiel de nuestra capacidad. Las mexicanas podemos con cualquier adversidad y lo hemos hecho valer perseverantemente.

Hermila Galindo se congratularía ampliamente al ver su sueño realizado: un Congreso de la Unión que va hacia la equidad, donde los derechos políticos no se distinguen por razón de género, un lugar donde mujeres y hombres defendemos, codo a codo, los derechos de los personas.

Esta conmemoración nos obliga a reflexionar sobre las mujeres, todas las mujeres, dentro y fuera de este recinto.

Las trabajadoras, las políticas, las amas de casa, las jefas de familia, las profesionistas, estudiantes, la mujeres indígenas o también las recién nacidas.

Cada una de nosotras que hemos sufrido en carne propia la violencia.  Mujeres que día a día, vivimos y viven la discriminación, que saben lo que es haber perdido la confianza en quienes más aman y que a cada instante, temen por su integridad temen por su vida.

Mexicanas que discriminamos positivamente para refugiarlas en un transporte público y sólo así evitar que sigan aplastando su dignidad.

Mujeres que viven en Méxicos distintos, donde se les reconocen menos derechos o se les imponen más obligaciones.

Mexicanas que sufren a diario las inequidades de la sociedad, los estragos de la pobreza y la desesperanza de asumir la jefatura de una familia.

A todas: Este día no es para abrazarnos y felicitarnos. Es un momento de unión que tenemos que asumir con absoluta responsabilidad y así lo hacemos.

Esta fecha nos debe recordar aquello que nos falta por realizar, lo mucho que debemos continuar luchando y sobre todo, la enorme deuda que nos constriñe a hacer mucho más.

Es tiempo de exigir con una sola voz el cumplimiento y la protección de nuestros derechos.

Las mujeres somos la punta de lanza de la lucha contra la discriminación y el machismo.

Debemos asumir nuestro papel y dejar de replicar también actitudes que inconscientemente laceran nuestra dignidad. Es momento de cerrar la brecha que hay entre mujeres y hombres. No podemos seguir percibi​endo​ como seres diametralmente opuestos.

Estamos juntos en esta lucha y sólo podremos conquistar nuestras metas si ambos géneros hombre y mujeres trabajan por un mismo ideal.

Hoy, más que nunca, necesitamos complementarnos para conseguir la igualdad real en nuestra sociedad.

Compañeras y compañeros.

Reconocer a la mujer como ciudadana, como miembro pleno del Estado Mexicano y sujeto de derechos políticos, no es simplemente un criterio igualitario de la dignidad humana. Es un reconocimiento toral a la columna vertebral de la sociedad mexicana.

Como lo señaló el cantante Bono:

"La casa no descansa en la tierra, la casa descansa en los hombros de una mujer"

Así también, nuestro país descansa sobre las millones de mujeres que día a día luchan por una mejor nación igualitaria y junto con los hombres.

Sigamos en esta lucha, reivindiquemos el papel de la mujer y estrechemos los lazos de respeto y confianza que nos permitan vivir en una sociedad en paz.

Muchas gracias.​