Con la venia de la presidencia;

Buenas tardes, compañeras y compañeros diputados.

La lucha por el sufragio universal ha sido una de las batallas más significativas para la humanidad, la cual llevó a miles de mujeres a unirse en una sola voz y por una sola causa.

En nuestro país, durante mucho tiempo, las mujeres luchamos por el ideal de participación política plena y, tras una larga y sinuosa lucha, después de varias décadas y de diversos intentos frustrados, finalmente el 17 de octubre de 1953, las mujeres mexicanas adquirimos derechos civiles y políticos plenos con la promulgación de las reformas a los artículos 34 y 35 constitucionales, consiguiendo con ello el reconocimiento de la ciudadanía integral.

Fue una lucha de décadas por conseguir un derecho que, aunque hoy nos parece natural, fue fruto de mucho sacrificio y resistencia de mujeres valientes que se atrevieron a soñar con un país donde sus voces fueran escuchadas.

El reconocimiento del derecho de las mujeres a votar fue un logro que no llegó de la nada, lo antecede la lucha de mujeres pioneras como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto y tantas otras que no se cansaron de exigir no solo la igualdad de derechos políticos, sino también derechos laborales, el acceso a la educación y mejores condiciones de vida, se atrevieron a romper el silencio y pelear por la justicia y la igualdad que durante tantos años nos había sido negada.

Hoy conmemoramos la lucha de nuestras antecesoras, mujeres que han jugado un papel fundamental y han sido un ejemplo para muchas de nosotras; para ellas nuestra gratitud, pero también nuestro compromiso de seguir alzando la voz por nuestros derechos y seguir defendiendo el derecho al voto y a participar en la toma de decisiones políticas y públicas, lo cual nos ha dado las herramientas para transformar poco a poco nuestra realidad.

Hoy las mujeres mexicanas sabemos que es posible llegar a la máxima magistratura del país, pero es necesario que más mujeres participen activamente en la vida pública, que ocupen espacios de poder y que utilicen su voz para reivindicar las causas de todas.

En el México actual las mujeres no solo participamos en las elecciones, somos generadoras de cambios, ocupamos cargos trascendentes como gubernaturas, diputaciones y alcaldías y hemos demostrado que cualquiera de esos encargos puede ser desempeñado con responsabilidad y profesionalismo, porque de eso se trata, de capacidad y no de oportunidad.

El camino no ha sido fácil, y sabemos que todavía hay obstáculos por superar, pero también sabemos que juntas somos más fuertes y debemos seguir luchando, junto a nuestra presidenta y con la misma determinación que nuestras antecesoras, para lograr que la igualdad sustantiva sea una realidad no solo en la esfera política, sino en todos los ámbitos de la vida.

Es cuanto, muchas gracias.