Hoy nos congregamos en este recinto para conmemorar la lucha de las hermanas Mirabal, esas mujeres que valientemente pelearon contra la dictadura de Rafael Leónidas en República Dominicana y que hoy han sido símbolo de lucha femenina, así reconocido por la ONU.
De entre todas las violencias que existen, la violencia física, la ciberviolencia, la violencia psicológica, la violencia económica, la violencia institucional y la peor de todas, la violencia feminicida, esa cuya vida ha cobrado dos tercios de las mujeres en manos de sus parejas sentimentales.
Por cuestiones de tiempo quiero adentrarme solo a dos temas. Por una parte, la violencia política de género, esa que todas las aquí presentes hemos vivido, esa violencia que nos ha limitado en el acceso a la justicia, la política y los espacios de decisión. Esa violencia que desde que existe registro en nuestro país, a pesar de ser más de la mitad de la población y que tuvieron que pasar 63 virreyes, dos emperadores y 89 gobernantes en el México independiente entre presidentes e interinos para sumar un total de 154 hombres para que llegara la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum.
Por lo que hace al legislativo, debieron suceder aproximadamente 90 mil diputados locales y más de ocho mil diputados federales hasta que en el año 1954, Aurora Jiménez protestó como la primera legisladora de México.
Haciendo un cálculo de estas cifras hemos llegado a la conclusión que tuvieron que pasar, aproximadamente 100 mil gobernantes y representantes populares para que llegara una mujer a un escaño legislativo. Hoy los techos de cristal están rotos, tenemos a la primera presidenta encabezando el poder ejecutivo y desde el Partido Verde le deseamos el mayor de los éxitos y espero que no por su condición de mujer sus aciertos sean infravalorados, sabemos, las diputadas que estamos aquí presentes de qué hablamos, hay que trabajar el triple para que se note el trabajo y la participación que nosotros tenemos y aportamos a esta sociedad.
Quiero decirles que la lucha feminista no puede bajar la guardia y es precisamente por estas batallas que hemos dado las feministas que se han alcanzado logros importantes y uno de ellos es la Ley 3 de 3, que señala entre otras cosas, que aquellos hombres que no cumplan con sus obligaciones alimentarias no podrán acceder a cargos públicos, ¿Qué incomodas somos, verdad?, pero no elegimos nacer mujeres, y en mi caso hoy que tengo la capacidad de elección, elegiría nuevamente habitar esta piel y con la responsabilidad que me ha dado el pueblo de México de estar hoy frente a ustedes en esta tribuna, y no ser una JUANITA, elijo darle voz a aquellas mujeres víctimas de todo tipo de violencia, a aquellas que tienen doble o triple jornada laboral por la mitad de salario, a aquellas Mujeres y niños que tienen la presunción de necesidad, es decir, que son víctimas de un deudor alimentario; a ellos les decimos claramente, no se van a esconder y vamos a hacer que paguen a punta de los únicos golpes que podemos dar las mujeres, a golpe de leyes y sentencias.
Y es ahí donde paso al segundo punto de mi participación, quiero compartirles que ayer, la revista del Vaticano L'Osservatore Romano, dedicó su publicaciónn alCASO 992, a esta colectiva feminista mexicana así denominada o conocida también como las novias, que ha logrado visibilizar la cruenta realidad que enfrentan las madres de familia en México, destacando que hogares monoparentales y tras incidentes de violencia vicaria y otras afrentas, afectan a más de 32 millones de mexicanas y mexicanos y sus hijos mexicanos.
En este contexto, me permito presentar ante este pleno una reforma para modificar y adicionar a los artículos 416, 416 bis y 416 ter del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, con el objetivo de evaluar la peligrosidad procesal en controversias familiares.
Desde 2017, esta soberanía reformó el párrafo tercero del artículo 17 constitucional, instruyendo a los jueces a privilegiar el estudio de fondo sobre cualquier formalidad. Y, sin embargo, esta reforma fue desoída.
Quiero decirles amigas y amigos que efectivamente hemos tenido que ser disruptivas y salir a las calles así vestidas para ser escuchadas, y quiero recordarles que la legislatura pasada se presentó esta iniciativa y se hicieron oídos sordos y dejaron a niñas, niños y mujeres sin la capacidad de acudir justamente a un tribunal.