México, D. F., a 19 de febrero de 2013

   

 

Con su permiso, diputada presidenta.

Desde hace algunos años, nuestro país ha estado librando una ardua batalla en contra de los llamados “productos frontera” o mejor conocidos como “productos milagro”, los cuales se han convertido en un problema de salud pública para los mexicanos.

 

Esta clase de productos, que ofrecen mejorar de manera casi instantánea la salud de quienes los usan, y curar padecimientos graves, constituyen una amenaza seria para la salud de los mexicanos, porque retrasan la posibilidad de que los pacientes se pongan en manos de un especialista que les brinde la atención médica profesional y adecuada.

 

Los productos milagro no cuentan con ninguna evidencia científica que respalden sus supuestos beneficios, escudándose en hábiles estrategias publicitarias para ocultar sus carencias.

 

Estos llamados “productos milagro” se pueden agrupar en dos clases, como primer grupo los medicamentos que aseguran aliviar una enfermedad, cuando en la mayoría de los casos se trata de remedios que sirven para aminorar los síntomas, más  no para curarla, como se afirma en la publicidad de esos productos.

 

Como segundo grupo, cuya existencia es aún más grave e irresponsable, los productos que presumen de no ser medicamentos sino suplementos alimenticios o derivados de sustancias naturales que prometen curar múltiples enfermedades o solucionar todo tipo de malestares físicos y hasta mentales.

 

La perspectiva de la medicina científica comprueba que no existen milagros ni curas genéricas. La difusión indiscriminada de estos medicamentos, los cuales se venden sin receta médica, han traído como consecuencia el aumento de la automedicación. Esta situación tiende a agravar el cuadro de salud de las personas que padecen alguna enfermedad y consumen estos medicamentos sin obtener los resultados esperados, con lo que retasan el diagnóstico y la atención medica adecuada.

 

Para cada enfermedad, cada paciente requiere tratamientos específicos, diseñados según sus antecedentes clínicos, constitución física, edad y predisposición genética.

 

Quienes producen y comercializan productos milagro, sin duda están  engañando a la población mexicana y generando al mismo tiempo un problema de salud pública que afecta la economía de la gente de nuestro país.

 

Ante esta situación, ni las autoridades ni el poder legislativo podemos quedarnos con los brazos cruzados y permitir que siga floreciendo una industria lucrativa de productos fraudulentos.

 

En el Partido Verde nos parece que este tipo de prácticas fraudulentas son inaceptables y tenemos la responsabilidad de ponerles un alto, y para ello nos pronunciamos a favor del proyecto de decreto que reforma el artículo 216 de la Ley General de Salud Pública para que los alimentos o bebidas que se pretendan expender o suministrar al público en presentaciones que sugieran al consumidor que se trate de productos o sustancias con características o propiedades terapéuticas, deberán en las etiquetas de los empaques o envases incluir la leyenda:

 

“Este producto no sirve para diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad o padecimiento, ni síntoma asociado con la misma. No es un medicamento y por no tener estudios clínicos se desconocen los posibles efectos de su uso en la salud humana”.

 

No obstante lo anterior, consideramos que esta reforma es sólo el principio de una cadena de reformas a la ley que deberán llevarnos a establecer mecanismos para que aquellos que resulten responsables de engañar a la gente con productos fraudulentos, enfrenten consecuencias judiciales por sus actos a fin de erradicar definitivamente la problemática de los productos milagro, potencialmente peligrosos para la salud de los mexicanos.

Es cuanto, diputada presidenta.

   

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO