Con el permiso de la Presidencia;

Compañeras y Compañeros Diputados;

A medida que aumenta el número de mujeres que viven en la pobreza, la lucha por la igualdad salarial y la equidad de remuneración adquiere un nuevo sentido de urgencia, porque las personas que menos ganan son las más perjudicadas por las diferencias en los ingresos.

Es por ello, que contar con una política salarial justa e inclusiva se vuelve un tema de peso para lograr el reconocimiento, la atracción y la retención del talento, independientemente del género, lo cual impacta de manera positiva en el mejoramiento de la calidad de vida de la población en general y de las mujeres en particular.

En este sentido, y como parte de las estrategias para disminuir o cerrar la brecha salarial por género, la presidenta Claudia Sheinbaum ha realizado diversas acciones, entre ellas una propuesta de orden legislativo para eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.

La realidad es que, con los cambios a la Ley Federal del Trabajo, se fortalece el desarrollo y la inclusión de las mujeres para llevar a cabo las acciones que permiten de forma objetiva, técnica y profesional, orientar a las empresas para establecer y validar la equidad salarial.

En México no podemos ser indiferentes ante la necesidad de instaurar como norma que a trabajo igual corresponderá salario igual, sin tener en cuenta sexo, género ni nacionalidad. Es por ello, que la reforma establece los mecanismos tendientes a reducir y erradicar la brecha salarial de género con la finalidad de aplicar y promover programas, medidas y acciones basados en el principio de corresponsabilidad social en el ámbito público y privado.

En este orden de ideas, establecer una política salarial inclusiva, es el inicio de una administración correcta y eficiente en los salarios y niveles de puesto en las estructuras públicas y privadas.

La igualdad de remuneración promueve el bienestar de las familias, aumenta la competitividad de las empresas y fomenta el desarrollo nacional. Comprometerse con la igualdad de remuneración es comprometerse con el trabajo decente, la justicia social y la prosperidad compartida.

Atender las causas de las diferencias en las remuneraciones que perciben hombres y mujeres tiene una repercusión que va más allá del aumento salarial de las mujeres, es una de las formas más importantes de luchar contra la discriminación basada en el sexo en los centros de trabajo y de fomentar la igualdad de género.

Cabe destacar que la discriminación en el trabajo constituye una violación a un derecho humano elemental. En el caso de las mujeres la discriminación se manifiesta particularmente en la remuneración. Si bien esta brecha va cerrándose lentamente, al ritmo actual habremos tardado al menos hasta 2086 para lograr la igualdad de remuneración en el mundo.

Solo para dar un ejemplo, la brecha salarial de género es del 20%, lo que significa que las mujeres trabajadoras ganan el 80% de lo que ganan los hombres. Para las mujeres de color, las migrantes, las que sufren discapacidades y las que tienen hijos, la brecha es aún mayor. Promover la equidad en la remuneración que obtienen las personas por su trabajo es importante porque la brecha salarial de género es una injusticia flagrante que somete a millones de mujeres y familias a una vida de pobreza fuertemente arraigada y desigualdad de oportunidades.

La reforma a la Ley Federal del Trabajo en materia de erradicación de la brecha salarial por razones de género constituye un avance significativo hacia la igualdad sustantiva en México. En este orden de ideas, lograr la igualdad de remuneración es un hito importante no solo en el ámbito económico, sino también en lo referente a los derechos humanos.

Por los argumentos expuestos, el Partido Verde votará a favor de la propuesta del Ejecutivo federal encaminada a hacerle justicia a millones de mujeres trabajadoras en nuestro país. Es cuanto, muchas gracias.