Dr. César Camacho, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI;
Dr. Diego Valadés, Presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional;
Dr. Francisco Valdés Ugalde, Director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales;
Dr. Pedro Salazar Ugarte, Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM;
Amigos de los medios de comunicación;
Buenas tardes a todos los presentes;

La Constitución de 1917 es la ley fundamental del país y en ella se establece su organización política y social; es la ley que define los derechos, libertades y deberes que tienen los integrantes de la Nación; y es también la ley que regula los derechos y obligaciones que corresponden a los poderes de la Unión y a los estados que integran la Federación.


El próximo 5 de febrero celebraremos un aniversario más de la promulgación de la Constitución Política de 1917, como ha sucedido en los últimos tiempos, la ocasión seguramente será aprovechada por una gran diversidad de actores políticos para insertar en la conciencia colectiva de los mexicanos la idea de que es necesaria y quizás urgente una profunda revisión de nuestro texto constitucional. Otros sectores más radicales han planteado la posibilidad de desechar por completo la Ley Fundamental con la que hoy contamos para ser sustituida por una nueva.

Sin embargo, nos parece que no se toma en cuenta que la Constitución Política de 1917, que hoy nos rige y que está celebrando 99 años de vigencia, ha tenido la virtud de ser un documento dinámico y cambiante conforme la realidad del país lo ha exigido.

A pesar de que los requisitos para la modificación de la Constitución no son precisamente fáciles de alcanzar en un contexto de pluralismo político como el que hoy vivimos en nuestro país, en la pasada legislatura y en lo que va de ésta, las y los legisladores hemos demostrado que sabemos ponernos de acuerdo, prueba de ello son las más de veinte reformas que el texto constitucional tuvo en el periodo legislativo que nos antecedió, además de dos importantes transformaciones en materia de desindexación del salario mínimo y reforma política del Distrito Federal que corresponden a esta sexagésima tercera legislatura.

El hecho de que nuestra Ley Fundamental no haya perdido vigencia y se mantenga a la vanguardia de los cambios políticos, económicos y sociales por los que el país ha atravesado es algo de lo cual los mexicanos debemos congratularnos.

Algunos de los críticos de la Constitución mexicana han cuestionado el hecho de que el texto constitucional sea demasiado voluminoso y han señalado la necesidad de adelgazarlo con el argumento de que las constituciones deben ser breves y claras con objeto de que puedan ser comprendidas a cabalidad por sus destinatarios.

Nosotros compartimos la creencia anterior, pero pensamos que se debe considerar que nuestra Ley Fundamental no es sólo una declaración de derechos fundamentales de los mexicanos y una lista de los principios generales que rigen la vida de la sociedad, sino que ésta plantea la realización de programas de transformación social, es decir, que además de las garantías individuales que por regla general contiene toda Constitución, la nuestra incorpora una serie de importantes derechos sociales que han sido el principal sostén de la estabilidad que ha imperado en nuestro país desde hace casi cien años.

En el Partido Verde consideramos que, si bien en algunos casos el texto constitucional es bastante extenso, es necesario que nuestra Constitución conserve su naturaleza y siga expresando en su texto los grandes ideales políticos, las aspiraciones y objetivos nacionales que marquen el camino por el que debe transitar el país, pues esta ha sido, históricamente, nuestra tradición.

Tal como alguna vez lo afirmara el Doctor Jorge Carpizo, nuestra Carta Magna sintetiza, en buena medida, la historia política de México, ya que ésta recupera los principios fundamentales de las Constituciones de 1824 y de 1857, recoge los grandes postulados de los sectores sociales que participaron en el movimiento revolucionario iniciado en 1910, al mismo tiempo que en su contenido han quedado plasmadas las aspiraciones más significativas de las luchas y los movimientos más importantes que surgieron después de 1917 y que marcaron la evolución del México contemporáneo.

Por último, queremos recordar que la verdadera esencia de una Constitución es que sus normas sean respetadas y cumplidas por todos sus destinatarios tanto por los ciudadanos como por el conjunto de los poderes públicos. En el Partido Verde queremos refrendar que no sólo estamos comprometidos con el cumplimiento y respeto de nuestra Carta Magna sino que tenemos también un firme compromiso para hacerla cumplir.

La Constitución mexicana tiene que dejar de ser un ideario incumplido para convertirse en un catálogo de derechos y libertades que los mexicanos ejerzan de manera plena y puedan exigir de modo efectivo. Por ello, los principios que inspiran nuestra Ley Fundamental deben ser el cimiento que, por encima de nuestras diferencias, nos mantenga unidos en la búsqueda de un objetivo común, a saber, la construcción de una nación más justa, más libre y más democrática, en donde todos sus habitantes tengan la misma oportunidad de alcanzar la felicidad.

Es cuanto Presidente


PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO