Jueves, 23 Septiembre 2010 13:40

INTERVENCIÓN DEL SENADOR JORGE LEGORRETA ORDORICA DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO VERDE, DURANTE LA COMPARECENCIA DE LAURA GURZA JAIDAR, COORDINADORA DE PROTECCION CIVIL, EN EL MARCO DE LA GLOSA DEL 4° INFORME DE GOBIERNO Featured

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Las víctimas afectadas por los desastres naturales o bien desastres generados por el hombre, podrían atestiguar que la confusión posterior a un desastre es horrorizante, especialmente cuando los afectados no han tomado las medidas preventivas necesarias.

México, D.F, a 23 de Septiembre de 2010

Ciudadana Laura Gurza Jaidar, Coordinadora de Protección Civil, sea usted bienvenida a esta comparecencia.

Compañeros legisladores.

Nuestro planeta se encuentra en constante movimiento, sometido a colosales fuerzas tectónicas y cambios atmosféricos drásticos. Todos estos fenómenos naturales no son más que manifestaciones normales del entorno geográfico en el que nos toca vivir.

Las víctimas afectadas por los desastres naturales o bien desastres generados por el hombre, podrían atestiguar que la confusión posterior a un desastre es horrorizante, especialmente cuando los afectados no han tomado las medidas preventivas necesarias.

Es obligación de la autoridad generar programas de prevención y atención de emergencias, educar a la población sobre la necesidad de estar atento a las instrucciones brindadas por los expertos en un momento de crisis.

Podríamos pensar que debido a los terribles desastres que ha vivido nuestro país, la mayoría de la población debería estar preparada ante una situación de emergencia, lamentablemente sabemos que no es así.

Muchas veces, hasta que nos alcanza la desgracia nos damos cuenta de lo vulnerables que somos ante la fuerza de la naturaleza.

Tal parece que se ha tomado la decisión de preocuparse únicamente por  resolver las consecuencias, en lugar de tratar de mitigar el potencial de los daños antes de que ocurran los desastres.

Hasta hace algunos años los fenómenos meteorológicos no afectaban gravemente al país, hoy la población debe estar alerta y tener a su alcance todos los medios que le auxilien a estar preparado en caso de algún tipo de amenaza, e incentivarlos a participar en los programas existentes, pues a pesar de que  ya se cuenta con un atlas de riesgos, son pocos los ciudadanos que conocen su procedimiento y que hacer en caso de riesgo.

Entendemos que la prevención de desastres tiene que ser una labor multidisciplinaria, no sólo en el plano científico, sino también y fundamentalmente, un compromiso de los sectores de la sociedad: las autoridades, los profesionales y técnicos, los medios de comunicación y las poblaciones en riesgo.

Podemos decir que algunos de los desastres no son "naturales", muchas veces son responsabilidad del ser humano.

Las recientes  inundaciones del sur y  norte del país son una muestra en el incremento de la vulnerabilidad de las zonas afectadas. Los gobiernos estatales y el federal han contribuido a alimentar el caos urbano, ofreciendo títulos y obras de infraestructura, sin tomar en cuenta su situación de riesgo.

El hecho de que exista un mejor conocimiento de los fenómenos que producen los desastres, todavía no se traduce en la reducción de la vulnerabilidad de muchas zonas en riesgo, peor aún, éstas van en aumento.

La prevención de desastres exige una política nacional de población, que evite la concentración de habitantes en zonas de alta vulnerabilidad o de alto riesgo.

Los agentes sociales de la prevención (autoridades, profesionales, medios y población) deben establecer una adecuada y permanente coordinación entre ellos, bajo el papel promotor del Estado.

La falta de gobernabilidad es uno de los factores que agrava los efectos de los desastres naturales, la reducción de los daños causados por los fenómenos naturales no ha disminuido debido a que no se han hecho mejoras en la vida institucional, en materia de prevención de desastres.

Pensamos que desastre es mortalidad y destrucción de viviendas al momento, pero nos olvidamos de los impactos en los indicadores sociales.

Hay hogares o poblaciones que están tratando de recuperar su normalidad cinco o diez años después de ocurrido el evento. Desastres de cualquier tipo tienen efectos negativos en los indicadores de desarrollo humano de cualquier entidad demográfica.

Experiencias recientes nos obligan a entender que los desastres se construyen socialmente. Los eventos naturales ocurren siempre, pero sólo se convierten en desastres si el factor humano está allí; una vez que el hombre ha intervenido, ocupado y transformado el ambiente.

Es por ello, que los grandes conglomerados urbanos representan un gran potencial de posibles tragedias frente a las amenazas naturales sin planificación, ni educación, el problema es mayor.

El impacto de los desastres naturales de las últimas décadas, ha generado víctimas, destruido infraestructuras y frenado el crecimiento.

Es preocupante, por otro lado, la proliferación de desarrollos de viviendas de bajo costo, impulsados también, desde hace varias décadas, por las instituciones del Estado, donde se utilizan de manera repetitiva sistemas estructurales de dudoso desempeño.

En México, la vulnerabilidad se incrementa día a día, como aumentan las brechas con los países desarrollados, acompañadas por el crecimiento de la pobreza, el proceso acelerado de la concentración urbana, la ocupación no planificada e irracional del territorio, el crecimiento de la población, las carencias de dotación adecuada de viviendas e infraestructura, los procesos de degradación ambiental, consecuencia de la deforestación y la erosión de los suelos, las debilidades institucionales de los sectores públicos, con la ausencia de mecanismos adecuados de control y regulación, y las debilidades sociales para reaccionar ante un evento de tal naturaleza.

Las políticas de desarrollo no son viables si no incluyen consideraciones para la gestión del ambiente que propicien la mitigación del riesgo.

Es necesario aceptar que la vulnerabilidad de la población es un problema estructural, de raíces sociales, por lo que, en México, las políticas de mitigación de riesgos y prevención de desastres se asocian ineludiblemente con la lucha contra la pobreza, con la educación y el fortalecimiento de las instituciones públicas.

La formación y educación de la población en su conjunto, contribuirán a la consolidación de una "cultura del riesgo", con la responsabilidad social y colectiva que esto implica. Es una tarea enorme, pero urgente.

Los recientes desastres "naturales" nos obligan a entender y asumir que, en realidad, las catástrofes se construyen socialmente. No son únicamente eventos naturales: se convierten en desastres solamente cuando el hombre ha intervenido inadecuadamente el ambiente.

Para finalizar mi intervención quisiera hacerle las siguientes preguntas:

¿Usted considera que las campañas que se generan para instruir a la población sobre su posible actuar en caso de un desastre son suficientes?; asimismo, quisiera preguntarle ¿si la autoridad considera suficiente realizar un solo mega simulacro al año?

Por sus respuestas y atención, muchas gracias.

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO

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