Con la venia de la presidencia;
Compañeras diputadas y diputados:
El Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, nuestra joya del Golfo, ha sido testigo y protagonista de luchas significativas que han marcado la historia de México. Su postal heroica se forjó en los ecos de la Independencia, en las intervenciones extranjeras y las luchas internas de un pueblo que, a lo largo de los siglos, ha sabido resistir con honor.
El primero de estos momentos se dio el 18 de noviembre de 1825, cuando el Puerto de Veracruz, con su alma de resistencia, vio la salida definitiva de los colonizadores españoles, tras más de dos años de asedio, bombardeos y ataques. La lucha por la soberanía nacional culminó en la victoria sobre los últimos vestigios del dominio colonial en el Fuerte de San Juan de Ulúa, un reflejo y ejemplo de la determinación de un pueblo que no renunciaba a su independencia.
Años después, en 1838, Veracruz nuevamente se alzó como bastión de la dignidad mexicana. En la Guerra de los Pasteles, el puerto fue escenario de la resistencia del Ejército Mexicano, comandado por Mariano Arista, que, desde las murallas del Fuerte de San Juan de Ulúa, resistió los ataques de la armada francesa. Esta contienda no fue solo una cuestión de territorios y dineros, fue la defensa de la honra nacional frente a las pretensiones de una nación que no reconocía el derecho de México a decidir su destino sin injerencias extranjeras.
Sin embargo, el eco más resonante de la historia de Veracruz, en cuanto a la intervención norteamericana, nos lleva a 1847. En este año, el puerto fue invadido por las fuerzas estadounidenses, que, con una superioridad militar abrumadora, iniciaron un ataque contra el mismo Fuerte de San Juan de Ulúa. Aunque el ejército mexicano no pudo evitar la ocupación, el sacrificio y la valentía de los soldados, que resistieron con arrobo ante el poder del fuego del enemigo, dejaron una huella imborrable. La historia de esta resistencia es sinónimo de honor, valentía y la de la firme determinación de un pueblo que, aún en la adversidad, se mantenía erguido en su lucha por la soberanía.
Cuatro veces ha sido el Estado de Veracruz declarado "heroico", y cuatro veces ha demostrado que su alma no cede ante las adversidades del destino. Hoy, en un momento en que el país atraviesa un proceso de profunda transformación en su vida pública, es oportuno reconocer este acto de heroísmo.
El reconocimiento de Veracruz como "Heroico" no sólo honra a su gente, sino que también nos recuerda que el camino hacia la justicia, la soberanía y la libertad nunca es fácil. Es una lucha constante, como las líneas de una constitución que está siempre sujeta a las pruebas del tiempo.
La invasión norteamericana al puerto de Veracruz en 1847, fue un parteaguas en la historia del país. No solo fueron enfrentamientos bélicos, sino también batallas ideológicas, donde el pueblo mexicano defendió, de manera firme y decidida, su derecho a decidir su destino sin la intervención de potencias extranjeras. La resistencia que Veracruz mostró en estos momentos emblemáticos debe ser entendida no sólo como un hecho militar, sino como un grito profundo de un pueblo que, bajo la sombra de la adversidad, reafirma su derecho a la autodeterminación.
En el marco de este aniversario, volvemos la mirada hacia esas luchas, no solo con nostalgia, sino con un renovado compromiso con los valores de soberanía, justicia y democracia que han sido defendidos con tanto sacrificio en las aguas y las tierras de Veracruz. Hoy, al igual que ayer, el puerto sigue siendo el reflejo de un México que se mantiene firme y que se reinventa en cada desafío.
Veracruz, Heroico puerto, símbolo de resistencia y fortaleza, es y será siempre una luz que guía el camino hacia un México libre y soberano.
Es cuanto, muchas gracias.