Ante el incremento en el uso de drogas por parte de jóvenes, las políticas gubernamentales deberían de considerar la posibilidad de aumentar la edad legal para el consumo de tabaco y alcohol en México de los 18 a los 21 años, consideraron especialistas. De acuerdo con los expertos, mientras a menor edad se da el inicio en el consumo de drogas, es previsible un mayor daño neurológico y efectos secundarios futuros en la persona. Hugo González Cantú, coordinador de la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, considera que debe incrementarse la edad legal para el consumo de alcohol a los 21 años, pues es cuando termina el desarrollo del lóbulo frontal del cerebro. “El consumo de alcohol a edades menores de 21 años aumenta considerablemente el proceso de adicción. Investigaciones recientes indican que el alcohol afecta el desarrollo del cerebro adolescente de manera diferente al de un adulto, y el riesgo de la adicción hacia otras sustancias aumenta dramáticamente”, dice. “El joven se convierte en adicto, pues su cerebro en etapa de desarrollo cambia y se adapta a la presencia del alcohol, que después ya no será suficiente, y demandará mayor cantidad hasta llegar quizás al consumo de drogas ilegales”, comenta a su vez Ricardo Iván Nanni Alvarado, director general adjunto de Políticas y Programas contra las Adicciones en el Centro Nacional para la Prevención y el Control de las Adicciones (Cenadic). Ambos coinciden en que el joven que ha incurrido en el uso de alcohol y tabaco antes de los 21 años tendrá mayores probabilidades de transitar hacia el uso inicial de otras sustancias como mariguana, cocaína y heroína. “El alcohol y el tabaco puede convertirse por lo tanto, en la droga de entrada o portal hacia sustancias ilícitas, pues la adolescencia constituye una de las etapas más vulnerables del ser humano para desarrollar costumbres y hábitos de riesgo”. De hecho, explican, el cerebro humano inicia su formación a la tercera semana de gestación y termina su desarrollo hasta los 24 años. Debido a que el cerebro del adolescente produce una gran cantidad de dopamina, se puede cambiar rápidamente de gustar a querer, hasta por fin llegar a la necesidad absoluta del alcohol: la programación que termina en el alcoholismo. El alcohol también puede dañar la capacidad del cerebro para disfrutar de los sentidos de las cosas normales y experiencias saludables dejando a un joven sensación de “aburrimiento” de la cosas que antes disfrutaba, indica la organización Beparets. Nanni Alvarado considera que en México los padres subestiman constantemente la borrachera de sus hijos, sin considerar que las neuronas aprenden a vivir recibiendo sustancias como alcohol, y otras drogas ilícitas. “Es necesario que en nuestro país exista un mayor control de los puntos de venta de alcohol y cigarro a menores de edad, y las drogas ilegales por supuesto continuarlas prohibiendo, pues se trata de justamente de favorecer el desarrollo y la madurez neuronal de los ciudadanos mexicanos”, destaca. González Cantú comenta que si bien la mariguana es la droga ilícita de mayor consumo en nuestro país, es la cocaína la que un mayor número de pacientes jóvenes acude a consulta. Mes con mes la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, INP, recibe 20 nuevos pacientes de los cuales 75% son menores de 35 años.

Fuente: EL UNIVERSAL