Reforma/1 de Diciembre 2011
Estiman en 78% la cobertura de tratamiento contra enfermedad
Actualmente, el presupuesto destinado a la atención de los pacientes con VIH/Sida absorbe el 30 por ciento de los recursos del Fondo para la Protección contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular, que es el encargado de comprar los medicamentos antirretrovirales y costear las pruebas virales de las personas con VIH/Sida afiliadas al programa.
En entrevista, el director del Centro Nacional para la Prevención del VIH/Sida (Censida), José Antonio Izazola, señaló que en el último año el gasto en medicamentos antirretrovirales creció 10 por ciento y adelantó que se espera que para el próximo año lo haga otro 8 por ciento.
"Va subiendo, pero al mismo tiempo negociamos los precios (de los medicamentos con la industria), por lo cual no sube en la misma proporción", comentó.
"En términos actuariales el fidecomiso (del Seguro Popular) lo tiene contemplado, pero tenemos que seguir reduciendo el costo unitario de los antirretrovirales. Es una de las formas principales (de bajar el gasto) y mejorar el esquema que damos, circunscribiéndonos a los mejores tratamientos al mejor precio", agregó.
El crecimiento en el gasto de los tratamientos antirretrovirales está estrechamente ligado al éxito de los propios medicamentos en materia de sobrevida de los pacientes.
Además, cada año la Ssa ve crecer en miles de nuevos pacientes la lista de personas a las que les proporciona tratamiento antirretroviral. Así, mientras que en 2007 atendía a 19 mil 839 personas con VIH/Sida, para 2011 la cifra es de 43 mil 898.
Ello a pesar de que no todas las personas que requieren el tratamiento lo reciben.
Según Izazola, de las 80 mil personas que se estima que en el país deberían recibir tratamiento antirretroviral, sólo el 78 por ciento está cubierta por alguna institución de salud como el IMSS, el ISSSTE o el propio Seguro Popular.
"Hay problemas de personas que no se acercan a los servicios de salud. Por eso es por lo que insistimos en evitar la discriminación, el estigma. A veces se percibe, con evidencia o sin ella, que los van a discriminar y por eso no se acercan.
Algunos tienen mucho miedo porque no comprenden que el diagnóstico temprano implica tratamiento temprano y sobrevida de largo plazo. Algunos otros se expusieron al VIH y no lo saben y no se quieren acercar a los servicios. Por eso estamos recomendando que todas las personas que tienen vida sexual activa por lo menos una vez cada cinco años tengan una prueba", señaló.
"Otras causas son las poblaciones móviles, como los jornaleros, por ejemplo, que pueden estar sin servicios de salud, que van de un lado a otro y no tienen el tiempo. Pero ese es el estándar mundial, 80 por ciento. Hasta en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania es difícil tener más de 80 por ciento".
