Miércoles, 22 Septiembre 2010 13:01

INTERVENCIÓN DEL SENADOR JAVIER OROZCO GÓMEZ DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO VERDE, DURANTE LA COMPARECENCIA DEL SECRETARIO DE SALUD JOSÉ ÁNGEL CÓRDOBA VILLALOBOS, EN EL MARCO DE LA GLOSA DEL 4° INFORME DE GOBIERNO

Los objetivos de desarrollo que todos los Estados miembros de la ONU se han comprometido a cumplir para el año 2015, son reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades.México, D.F, a 22 de septiembre de 2010 Buenas tardes señor Secretario. Buenas tardes compañeros Legisladores. Buenas tardes a todos los asistentes. Con su venia, señor Presidente.

Los objetivos de desarrollo que todos los Estados miembros de la ONU se han comprometido a cumplir para el año 2015, son reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades.

Sin embargo, durante las últimas décadas México ha generado y recibido los beneficios de una mejoría notable en las condiciones de salud. Un claro reflejo de ello se observa en la esperanza de vida al nacimiento: en la segunda mitad del siglo XX este indicador tuvo un incremento de 27 años.

Esta situación también se manifiesta en la mejora de indicadores de salud poblacional, como el descenso de la mortalidad infantil y la erradicación de algunas enfermedades prevenibles por vacunación, asimismo, las principales causas de muerte también se han modificado.

Las infecciones comunes y los problemas que tienen vínculos con la desnutrición y la reproducción, han sido desplazados por las enfermedades no transmisibles y las lesiones, que hoy concentran más del 85% de las causas de muerte en el país.

Si bien estos avances han sido, en buena medida, producto de una mejoría en las condiciones generales de vida, no podrían explicarse cabalmente sin tomar en cuenta el consistente esfuerzo de las instituciones de salud en México.

En ese contexto, los padecimientos no transmisibles y las lesiones requieren ahora de tratamientos más complejos y prolongados que los de otra índole; por lo mismo, su manejo es más costoso y significan una mayor carga económica para la sociedad.

Es de todos sabido, que el sistema mexicano de salud no cuenta con los recursos suficientes y los arreglos organizacionales convenientes para enfrentar este nuevo perfil de enfermedades.

Al respecto, cada año, México aporta de manera “voluntaria” 50 mil euros al grupo horizontal en salud de la OCDE; sin embargo, nuestro país se sitúa entre los países que menos recursos per cápita designan internamente a la sanidad.

Nos resulta increíble que nuestro sistema de salud apenas disponga de dos médicos por cada 1 mil habitantes, una cama de hospital por cada 1 mil personas y 1.5 unidades de resonancia magnética por 1 millón de habitantes.

Los mexicanos tienen la menor expectativa de vida respecto a los demás miembros del organismo; la incidencia del dengue, tracoma, lepra y desnutrición –consideradas enfermedades de la pobreza– sigue en aumento.

A pesar de que México es una de las 15 principales economías del mundo, su población ostenta niveles de salud muy bajos en todas las evaluaciones de los organismos nacionales e internacionales.

Por ejemplo, la oferta de hospitales en México es la más baja entre los países miembros de la OCDE, actualmente nuestro país cuenta con tan sólo una cama para atender casos agudos por cada mil habitantes, mientras que en otros países existen cuatro.

Un estudio del organismo revela que México ocupa el segundo sitio más bajo entre las naciones miembro, después de Turquía, en cuanto al número de médicos por cada mil habitantes; mientras en nuestro país hay 1.5 doctores, el promedio en el resto de los países es de 2.9.

En el análisis “Estudios de la OCDE sobre los Sistemas de Salud”, se señala que el personal de enfermería también es reducido en nuestro país, en relación con otras naciones de la organización.

Mientras en México hay 2.2 empleados de enfermería por cada mil habitantes, en el resto de los países miembros se reportan ocho.

Además, dicho estudio añade que en México se observa una distribución desigual de recursos humanos por región, por institución y entre renglones especializados, ya que en las zonas rurales tiende a observarse una carencia de personal médico.

Por otra parte, la organización destaca que el sector de hospitales en México es heterogéneo, en función de la calidad de su distribución geográfica y del tipo de instalaciones.

En cuanto a la prestación de servicios hospitalarios, la OCDE refiere que el Instituto Mexicano del Seguro Social opera el mayor número de instalaciones médicas en México y representa casi 40% del total de camas del sector público.

Por su parte, la comisión económica para América Latina y el Caribe señala que el nivel de gasto per cápita de la región que se destina al Sector Salud es de 438 dólares, inferior al promedio mundial de 640 dólares.

Sin embargo, al compararlo con el gasto promedio per cápita de los países miembros de la OCDE, el gasto es todavía menor, ya que las naciones de alto ingreso de la organización destinan a ese rubro dos mil 514 dólares por persona.

Al respecto, señor Secretario, quisiera preguntarle.

¿Cuál sería la opinión que le merecen dichas cifras? Al tener en cuenta que es necesario hacer frente a estos problemas que requieren de una respuesta sistémica que considere riesgos emergentes, los aspectos financieros y estructurales del sistema, los recursos esenciales necesarios para la prestación de los servicios, mejorar la eficiencia en la atención médica y avanzar en la rectoría del sistema para hacer crecientemente efectivo el derecho a la protección de la salud de los mexicanos.

Para alcanzar el nivel de inversión que permita atender las necesidades de salud de los mexicanos, se requerirán recursos crecientes que tendrán que movilizarse mediante estrategias innovadoras y sustentables de ampliación y redistribución del gasto público en salud.

Y ahí me detengo para preguntarle.

¿De qué manera podríamos cubrir lo anterior? De qué manera construirán una visión a largo plazo, cuyo eje central sea el fortalecimiento de la rectoría del Sistema Nacional de Salud, misma que esté a favor del derecho a la salud, rechazando cualquier abandono e injusticia.

Nuestro país merece un mejor sistema de salud en el que existan suficientes médicos, enfermeras, camas y medicamentos que satisfagan las necesidades de todos los mexicanos.