Con el permiso de la presidencia;
Compañeras y compañeros diputados;
El cáncer es una enfermedad devastadora que no distingue edad, género ni condición social. Afecta tanto a niños como a adultos, y su impacto va mucho más allá de quien la padece. Es una enfermedad que no solo ataca el cuerpo, sino que también golpea el alma de las familias, dejando cicatrices emocionales que muchas veces son más profundas que las físicas.
Cuando un ser querido recibe este diagnóstico, no es solo él quien libra la batalla. Padres, hijos, hermanos, parejas y amigos quedan atrapados en una lucha muchas veces larga, dolorosa e incierta. Es una lucha contra el miedo, la desesperanza y la impotencia, pero también es una lucha que nos recuerda la importancia del amor, la resiliencia y la unidad.
Esta terrible enfermedad se ha convertido en una crisis sanitaria global, con consecuencias devastadoras en términos sociales, económicos y de derechos humanos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 2020, esta enfermedad fue responsable de casi 10 millones de muertes en todo el mundo, lo que representa casi una de cada seis defunciones globales.
En nuestro país las cifras no son alentadoras, el cáncer se ha consolidado como una de las principales causas de mortalidad. En 2023, se registraron 91 mil 562 defunciones por tumores malignos, representando el 11.4 por ciento del total de muertes en el país. De estas, el 52.4 por ciento correspondió a mujeres y el 47.6 por ciento a hombres.
Lamentablemente, la tasa de mortalidad por cáncer ha mostrado una tendencia al alza en la última década, alcanzando 70.8 defunciones por cada 100 mil habitantes en 2023, lo que subraya la necesidad de redoblar esfuerzos para fortalecer las estrategias de prevención, detección temprana y acceso a tratamientos en todo el país.
No obstante, este difícil panorama no debe opacar los avances que se han logrado. La investigación científica ha permitido desarrollar nuevos tratamientos que aumentan la esperanza de vida de miles de pacientes. Cada año, se perfeccionan métodos de detección y se crean alternativas terapéuticas que mejoran la calidad de vida de quienes enfrentan esta enfermedad.
Sin embargo, la responsabilidad de combatir el cáncer no recae únicamente en la comunidad médica y científica. Como legisladores, tenemos la obligación de seguir impulsando iniciativas que fortalezcan el acceso a diagnósticos oportunos, garanticen tratamientos asequibles y promuevan campañas de prevención que permitan reducir la incidencia de esta enfermedad.
Desde el Partido Verde Ecologista de México, hemos asumido este compromiso con hechos, promoviendo reformas para fortalecer la atención integral del cáncer infantil, garantizando tratamientos universales y especializados, así como la creación de una base de datos actualizada que mejore la toma de decisiones en salud pública.
Sabemos que la lucha contra el cáncer requiere un esfuerzo coordinado, por ello también hemos trabajado en campañas de concienciación y llamados a la acción para unir a todos los sectores en esta tarea.
En esta conmoración, queremos reafirmar nuestro compromiso de seguir trabajando en beneficio de las y los mexicanos, así como de nuestra disposición para colaborar con el gobierno de nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, en su plan de transformar el sistema de salud de nuestro país. Este cambio va enfocado en garantizar el abastecimiento de insumos y medicamentos, fortalecer la regulación sanitaria y consolidar un modelo de atención basado en la prevención.
Sabemos que la lucha contra el cáncer no puede esperar. Es momento de cerrar brechas en el acceso a la atención médica y garantizar que ningún paciente quede desprotegido.
El cáncer no espera, no da tregua, y nosotros, como legisladores, tampoco podemos hacerlo.
Es cuanto. Muchas gracias.