Con el permiso de la presidencia; Compañeras y Compañeros, es un gusto hablar de la Iniciativa en materia de vivienda para trabajadores enviada a esta Cámara de Diputados por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, esta reforma simboliza la oportunidad histórica de devolverle a los mexicanos el sueño de una vivienda asequible y digna.

En México, la vivienda es un derecho inalienable que constituye la base de la estabilidad, es la aspiración de cada familia, no es sólo un derecho laboral, es el centro de la vida social y emocional de cada mexicano. Desafortunadamente, si hablamos de vivienda, tenemos que reconocer el abandono de este sector por parte de los gobiernos neoliberales que se caracterizaron por la construcción de casas como si fueran una mercancía con materiales a bajo costo, precariedad en los servicios y distanciamiento de centros de trabajo, en suma, malas estrategias y enriquecimiento a costa de los más necesitados.

Actualmente en México casi 14 millones de familias de escasos recursos ven lejana la posibilidad de adquirir una vivienda digna debido a que los precios de las casas de nivel medio superan el millón y medio de pesos. De ahí la importancia de aprobar esta reforma y poner en marcha el programa de vivienda y regularización que está considerado como uno de los ejes más importantes de la administración federal que encabeza nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum para enmendar el abandono que durante décadas se tuvo en materia de vivienda.

En este sentido, la jefa del Ejecutivo Federal anunció que la implementación de dicho programa brindará casa habitación a quien más lo necesita, se proyecta la construcción de un millón de viviendas, así como la regularización de un millón de escrituras a lo largo de este sexenio. De este millón de viviendas, 500 mil son para los derechohabientes del INFONAVIT; las otras 500 mil estarán a cargo de la CONAVI y serán destinadas para quienes no son derechohabientes del Instituto.

Además, son para aquellos que tengan un ingreso igual o menor a tres salarios mínimos. Con esta visión de Estado se refuerza nuestra convicción de poner a quienes menos tienen en el centro de las prioridades y amplía para la clase trabajadora la posibilidad de hacer realidad sus aspiraciones de tener una casa. No se trata de construir por construir y generar ganancias esa es la gran diferencia con el periodo neoliberal y los gobiernos humanistas de la Cuarta Transformación.

Por lo pronto, se estima que para 2025 se requerirán 2.8 millones de viviendas nuevas, mientras que en 2030 habrá una necesidad acumulada de 6.6 millones. Actualmente, en México, el valor de una casa habitación en urbes de gran tamaño supera los 3.6 millones de pesos.

Lo anterior ha generado una crisis en el sector inmobiliario que ha supuesto más obstáculos para que las personas puedan adquirir una vivienda, fundamentalmente entre los sectores que han sido marginados y de menos ingresos como los trabajadores informales, las familias numerosas y las personas con bajos ingresos. En cuanto al arrendamiento, esta reforma busca que las rentas sean asequibles y que no rebasen el 30% del ingreso de las y los trabajadores.

Además, después de un año de cotización ante el fondo, se podrá acceder a las viviendas en arrendamiento social propiedad del INFONAVIT.

En definitiva, esta reforma y la política de nuestra Presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum, refrendan el compromiso de gobernar con cercanía al pueblo y para el pueblo, atendiendo a los más vulnerables y fortaleciendo su derecho a la vivienda digna, a bajo costo, de calidad, con servicios básicos y distribuida con un sentido y justicia social.

Es cuanto, señor presidente.