Buenas tardes compañeros diputados y diputadas;

Hoy en México es un día trascendental, en donde se marca un antes y un después en esa meta que tenemos como Cuarta Transformación, que es generar condiciones igualitarias para construir una mejor República.

Es una prueba más que nuestra presidenta es una mujer de palabra, es una prueba más que es una mujer de hechos concretos y de una profunda visión humanitaria y con una justicia social, consolidando no solo un compromiso de campaña sino una deuda histórica con los más necesitados que es garantizar el acceso a una vida digna.

La Constitución es muy clara en su artículo 4º, toda persona tiene derecho a una vivienda digna y decorosa, un derecho que lamentablemente sigue siendo inalcanzable para muchos, ni se diga jóvenes, ni se diga trabajadores del campo y del sector primario, madres solteras, adultos mayores, vendedores ambulantes.

El derecho a la vivienda no es solo una cuestión de tener un techo sino de garantizar un lugar donde las personas puedan vivir con dignidad, asegurar el bienestar de sus familias, realizar sus anhelos y consolidar un patrimonio familiar.

El alto costo de la vivienda, la especulación inmobiliaria y la escasez de financiamiento hace que sea muy complicado consolidar lo que anteriormente dije. Los trabajadores formales, si bien pueden acceder a créditos a través de instituciones como el Infonavit, aún presentan muchas dificultades para adquirir una casa.

Es importante reconocerlo, aunque el Infonavit ha sido fundamental en la historia de este país en la provisión de vivienda, este sistema excluye a muchos, especialmente a aquellos que se encuentran en la informalidad.

Muchos trabajadores carecen de empleo estable y de seguridad social, lo que impide que puedan acceder y cumplir con los requisitos para acceder a financiamientos hipotecarios.  Esta realidad condena a muchas familias a vivir en la precariedad, sin la posibilidad de mejorar su claridad de vida y a ello se suman las barreras de conocimiento técnico y el limitado acceso a la asesoría financiera que aún hace más difícil el camino.

Por ello, la precariedad laboral es uno de los principales factores que contribuyen a la falta de acceso a la vivienda. Esta reforma al artículo 123 debe ser vista como una oportunidad para corregir estas desigualdades estructurales y cambiar la vida de millones de mexicanos y mexicanas, es devolverle al pueblo la dignidad.

Este cambio es clave para garantizar el acceso a una vivienda digna, que sea un derecho efectivo para todos y para todos, independientemente de su situación laboral y económica.

Por ello era imperativo y es imperativo que el Estado asuma un rol activo en la creación de políticas públicas que fomenten la construcción de viviendas asequibles, accesibles y sostenibles, en donde los mecanismos de financiamiento sean revisados, para que los trabajadores informales y las familias de menores recursos puedan acceder a créditos hipotecarios con condiciones más favorables.

Esta reforma, no solo fortalece a México sino también a las instituciones, fortalece el papel del Infonavit, ampliando sus funciones para ofrecer vivienda sin muchos de los obstáculos que hoy enfrentamos, créditos hipotecarios, pero también como un ente de construcción.

Con esta reforma se garantiza que los trabajadores no enfrenten cargas económicas desproporcionadas, pues se establece que el 30 por ciento del ingreso salarial no podrá superar el costo de la renta. Esto permitirá que los trabajadores puedan vivir con tranquilidad sin verse afectados con pagos excesivos que los lleven a situaciones de apremio económico.

Esta reforma no solo estimula la construcción y el desarrollo de nuevas viviendas, no solo responde a una necesidad social, sino que impulsa la economía creando empleos, generando mayores oportunidades para el crecimiento de este país.

Hace más de un siglo, para aquellos que les gusta la historia, con sudor y sangre, fruto de las luchas obreras, quedó plasmado en la Constitución de 1917, el derecho a una vivienda digna, que con el paso de los años se fue transformando en algo distinto a lo que se había soñado.

Hasta que, en los 90s, como siempre, los mismos de siempre que hoy se presentan en esta Cámara, como los salvadores de la nación, pero fueron quienes sepultaron a la mayoría del pueblo, el PRI, entregó al sector privado la construcción de la vivienda social, por eso consideramos que se trata de una oportunidad histórica para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.

Un millón de viviendas es, sin duda, una meta ambiciosa, pero acorde a la realidad de nuestro país. Por eso celebro que hoy las fuerzas políticas que convergemos en este Congreso estemos a favor de esta noble reforma.

Desde el Grupo Parlamentario del Partido Verde, les reiteramos a México, a la Presidenta de este país y por supuesto a las causas de nuestro movimiento, que siempre vamos a estar a la altura de lo que los mexicanos y las mexicanas necesitan y, concluyo presienta, como joven sudcaliforniano, dándole las gracias a la Doctora Claudia, dándole las gracias a la Presidenta, tenemos la distinción y el alto honor  de que el Programa Nacional de Vivienda, inicia en Los Cabos, en Baja California Sur, un municipio de gente trabajadora, un municipio de gente luchona que en la adversidad siempre sale adelante, que le debemos dignidad y resultados y que hoy, presidenta, estamos más cerca de lograrlo.

Muchas gracias.