Con el permiso de la presidencia;
Compañeras y compañeros legisladores;
El camino recorrido en México para lograr la consolidación de un Congreso dinámico, plural y capaz de incidir realmente en la toma de decisiones de nuestro país, no ha sido fácil y tampoco ha estado libre de obstáculos.
A lo largo de su historia, el Poder Legislativo ha pasado por diversas etapas, desde actuar activamente para dar vida a nuestros diferentes textos constitucionales, pasando por ser únicamente un brazo del Ejecutivo, hasta alcanzar una etapa de mayor dinamismo, que le ha permitido ocupar un papel protagónico en la vida pública de nuestra nación, no sólo porque se legisla, sino también porque el ejercicio de contrapeso y de control político lo tenemos frente a otros poderes.
El México que hoy somos, se debe mucho a los grandes personajes que han encabezado luchas armadas por la independencia, la libertad, la soberanía y la justicia social.
Sin embargo, las instituciones que hoy en día nos permiten vivir bajo un Estado democrático y de Derecho, en donde la sociedad resuelve sus conflictos de modo civilizado, no podrían concebirse sin las sabias y talentosas mentes que han pasado por este Poder Legislativo y que han dado vida al marco jurídico que sostiene nuestro actual régimen.
En este contexto, vale la pena reivindicar la existencia de este espacio que representa la preponderancia de la política por encima de otros métodos para dirimir nuestras diferencias.
Es cierto que a veces nuestras distintas visiones, nos llevan a enfrentarnos a largos e intensos debates, pero siempre termina imponiéndose eso que nos esmeramos por hacer cotidianamente: la política.
Honrar la memoria y la trayectoria de quienes nos precedieron en este espacio, nos exige seguir cultivando las múltiples expresiones de la política, escuchar, dialogar, proponer, debatir, convencer, conciliar y llegar a acuerdos, teniendo siempre como motivo fundamental el interés superior de nuestra nación.
En este marco, debemos resaltar el lugar que ocupan en la historia del Congreso mexicano los primeros esfuerzos que se dieron para la instalación de Asambleas, las cuales serían las encargadas de redactar el nuevo marco normativo de la nación autónoma.
Estos intentos se dieron después de 1821, cuando nuestro país emergía a la vida independiente, después de siglos de subordinación frente al imperio español.
En ese tiempo, nuestro país se encontraba devastado, como consecuencia de la guerra de independencia, la cual había dejado a su paso una enorme inestabilidad política y social que representaba un reto mayúsculo para organizar la nueva nación.
Durante los trabajos para la redacción del Plan de Iguala, se incluyó la idea, de lo fundamental que sería redactar una Constitución a la altura de las circunstancias y adaptable al futuro de México como país soberano.
Uno de los primeros esfuerzos por darle rumbo a la nueva nación, fue convocar a la instalación de un primer Congreso Constituyente, el cual tendría la enorme responsabilidad de redactar la nueva Carta Magna que rigiera la vida pública del país.
El primer paso para la integración de la Asamblea, se dio con la publicación de la convocatoria para la selección de los diputados que integrarían el Congreso, quedando éste, instalado un día como hoy 24 de febrero, de 1822.
Los diputados electos conformarían la primer asamblea liberal e independiente de México, jurando lealtad a la nación y reafirmado su compromiso por condensar en la Constitución todos los anhelos que inspiraron la lucha por la independencia.
Hoy, a 200 años de la instalación del Congreso Constituyente, quienes tenemos el privilegio de haber sido electos por el pueblo, para ser parte de este Congreso de la Unión, debemos reafirmar nuestro compromiso con la nación y con las mejores causas de la sociedad, para seguir transformando al país y sumar cada una de las voluntades para consolidar un México más justo, más libre, más próspero y con mejor perspectiva de futuro.
Es cuanto, muchas gracias.