Con su venia Presidente,
Compañeros legisladores,
La tragedia ambiental, humana y económica que están viviendo nuestros hermanos sonorenses es el peor siniestro ecológico del que se tenga memoria en la historia de la minería mexicana. La región ha sido víctima de la improvisación y la negligencia de la mina Buenavista del Cobre, propiedad de Grupo México.
El agua ha sido contaminada, el suelo envenenado, el ganado intoxicado, los productos regionales estigmatizados y la viabilidad del ecosistema puesto en riesgo.
El día de hoy, beber un vaso de agua proveniente del río Sonora, consumir algún cultivo o algún producto pecuario provoca la incertidumbre de si se está consumiendo plomo, fierro, cadmio, cobre, manganeso, aluminio, arsénico, bario, níquel o zinc; ya sea de la misma agua del río o de la absorción de los minerales derramados que ya se encuentran en el subsuelo y que podrían tardar más de un siglo en degradarse por completo.
El actuar y conducción que ha tenido el grupo empresarial responsable de derramar alrededor de 40 mil metros cúbicos de materiales contaminantes, ha carecido de responsabilidad social, compromiso humano o conciencia ambiental, intentando por todos los medios eludir y después minimizar su responsabilidad en el derrame.
Sin embargo, los números producto de su irresponsabilidad hablan por sí mismos: cinco mil 70 hectáreas siniestradas; 24 mil personas afectadas directamente; 35 pozos de agua potable y 300 pozos de uso agrícola y ganadero suspendidos.
El impacto ambiental y económico aún no es cuantificable y merecerá un monitoreo de por lo menos un lustro, colocando a Grupo México en la lista de la ignominia internacional junto al desastre de Bhopal, India responsabilidad de Union Carbide o el derrame de crudo en el Golfo de México, en manos de British Petroleum.
Grupo México ha mostrado pasividad y falta de solidaridad ante los efectos que provocó en la región, insensible ante el desabasto de agua ocasionado, regateando desde el primer día su responsabilidad y los recursos que debían destinarse a la remediación de sus acciones.
El saldo que ha dejado la presencia de Grupo México y su predatorio proceder a la región es de considerarse. Su concesión para operar en Cananea, lejos de consolidarse como motor de desarrollo para los municipios adyacentes, ha sido benéfica únicamente para el grupo empresarial, que, con su lógica de mercado ha dejado a su paso desigualdad, estancamiento y, ahora, contaminación y desamparo.
Si se hace un balance, Grupo México tiene una deuda impagable con los sonorenses, más allá de dos mil millones de pesos.
Hoy acudo indignada a pronunciarme a nombre de mi grupo parlamentario, pero también, más allá de colores e ideologías, hoy me pronuncio como mexicana, para poner un alto a la impunidad, para levantar la voz en contra de quienes creen que los actos no tienen consecuencias, vejar nuestros ecosistemas y pensar que se puede salir impune.
Es por eso que hoy como miembro de esta Comisión Especial, los invito a sumarse al Punto de Acuerdo que hoy se somete a su consideración, propugnando porque Grupo México afronte las sanciones más severas por sus acciones, que analicemos el marco legal que pareciese benevolente en su sanción ante acontecimientos de esta naturaleza, así como que se considere, se retire la concesión de Buenavista del Cobre, sin quitar jamás el dedo del renglón hasta que se remedien todas las afectaciones humanas, sociales, ambientales y económicas sufridas por los sonorenses.
Decimos un sí al fideicomiso, pero además proponemos un fondo de desarrollo regional sustentado por la empresa, suficiente y por el tiempo necesario hasta restituir los daños ecológicos, económicos y sociales de la región y, de sus habitantes.
Por su atención, muchas gracias.
PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO