Durante muchos siglos atrás, las mujeres habíamos ocupado un lugar secundario en la historia; en áreas tan variadas como las creaciones literarias, artísticas, pensamiento filosófico, las ciencias o la actividad política, pocas mujeres habían alcanzado en el transcurso del tiempo el reconocimiento de su trabajo y dedicación.

El número de mujeres en el mundo es casi igual, algunas veces ligeramente superior al de hombres, sin embargo la notoriedad y la importancia habían sido constantemente patrimonio de los hombres. Durante mucho tiempo el hecho de ser mujer fue motivo de restricción de derechos y libertades pisoteadas.

Durante la lucha emprendida a lo largo de la historia, ocurrió un acontecimiento significativo que marco de manera simbólica el inicio de una nueva era, en la búsqueda por el reconocimiento de nuestros derechos. El 8 de marzo de 1908, más de 100 mujeres murieron en la ciudad de Nueva York, protestando por defender sus derechos laborales en una fabrica textil que se negó a mejorar sus condiciones, esas mujeres tuvieron el valor de encerrarse y declararse en huelga, y un incendio que fue provocado, acabo con sus vidas.

En 1975 en el marco de la Primera Conferencia Mundial de la Mujer, celebrada en la ciudad de México, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) formaliza el día internacional de la Mujer, a través de los acuerdos con los países miembros, a partir del siguiente enunciado: “La mujer es un miembro activo y con plenos derechos, y a la vez parte importante del desarrollo de los pueblos”.

En la conferencia se exhortó a los Estados a que continuaran contribuyendo a crear condiciones favorables para la eliminación de la discriminación contra la mujer y para su plena participación en el proceso de desarrollo social, considerando entre otros: La igualdad de derechos con el hombre, el aseguramiento de la protección jurídica, el acceso a la educación, el derecho al voto y a ocupar cargos públicos.

En la historia de nuestro país encontramos nombres de mujeres destacadas como: Malinali, hermana de Huitzilopochtli, destaco en nuestra historia como la gobernante y caudilla de nuestra raza que guío a su tribu y fundó un pueblo, Malinalco. Atotoztli, máxima gobernante de México Tenochtitlan. Xiyhtlatzin, reina tolteca a quien se atribuyen grandes logros; en fin sería imposible nombrar a todas esas mujeres que tuvieron el valor de participar en la formación de nuestro país.

La tarea de hacer valer nuestros derechos no ha sido fácil, en pleno siglo XXI nos hemos topado con actitudes retrogradas y machistas, por ejemplo, Tlaxcala ocupa el quinto lugar de violencia contra las mujeres, ha sido un camino arduo, pero que por las características que como mujeres poseemos hemos logrado conquistar espacios.

Actualmente nuestro país atraviesa por una etapa de decadencia y las cifras van en aumento como el de la población en extrema pobreza, el desempleo, la economía informal, la perdida de bosques y selvas, la desintegración familiar, el número de mujeres emigrantes hacia el país vecino, las adicciones, la violencia intrafamiliar y la prostitución infantil.

En esta etapa, es fundamental el papel de nosotras las mujeres para cambiar el rumbo de nuestro país, somos más del 50% de la población en Tlaxcala, “somos mayoría” y eso significa una enorme responsabilidad. Hemos de comprender que en cada una de nosotras esta la solución a los problemas que como mujeres vivimos, quitémonos de la mente todo aquello que nos hace sentir culpables, menospreciadas o inferiores, demostremos que podemos y que queremos transformar la realidad de nuestro país, “exijamos nuestros derechos” por nosotras, por las generaciones venideras, por México.