México, D.F., a 04 de abril de 2014

Boletín 17/14

• En el 2002 quedó prohibida la captura de mamíferos marinos con fines comerciales en aguas mexicanas.

El Partido Verde Ecologista de México se congratuló por la reciente resoluciòn de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo órgano judicial de las Naciones Unidas, al ordenar la suspensión de los permisos especiales concedidos a Japón para matar, capturar y comercializar ballenas.

El secretario de comunicación social, Jesús Sesma Suárez, mencionó que desde 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI), prohibió la captura de ballenas con fines comerciales, sin embargo Japón  anualmente mata alrededor de mil ballenas, justificando esta acción con fines científicos y de investigación, lo cual es claramente una caza comercial encubierta, pues es conocido el consumo de grasas y productos derivados de estos mamíferos marinos, además de que los supuestos estudios por los que son sacrificados se pueden realizar sin lastimar a los animales.

Por tal motivo, Australia y Nueva Zelanda impulsaron la denuncia contra Japón en los tribunales internacionales ya que consideraban que Tokio estaba explotando una laguna legal.

Sesma Suárez recordó que el Partido Verde contribuyó a la protección de los mamíferos marinos en las aguas territoriales de nuestro país, pues a propuesta del Partido verde, el Congreso Mexicano prohibió desde el año 2002, la captura de mamíferos marinos con fines comerciales, así como su importación y exportación, con lo que fue posible perseguir y castigar a los barcos de pesca de diversos países que ingresaban furtivamente en nuestro territorio para cazar ballenas y otros mamíferos marinos.

Finalmente, el ecologista señaló que acciones como las emprendidas contribuirán a poner límites a la caza y consumo de ballenas por parte de Japón, y resaltó la importancia de que también se realicen en contra de Canadá, donde anualmente miles de focas son golpeadas con palos de manera inhumana hasta su muerte, con el objetivo de vender sus pieles y grasa, simplemente por un criterio comercial, toda vez que existen a disposición de la población canadiense múltiples sustitutos a los productos derivados de las focas.