Mártir de Cuilapan, Guerrero  • El presidente Enrique Peña Nieto celebró que hayan terminado los procesos electorales y llamó a apretar el ritmo para recuperar lo perdido, después de que se frenara la actividad para cumplir con los programas sociales al firmar los anexos del Pacto por México.

“(Después) de haber suscrito un anexo dentro del Pacto, que hizo que el gobierno frenara un poco el ritmo de trabajo que llevábamos en materia social, ante señalamientos, aunque infundados, pero que no queríamos tampoco, alentar o alimentar más la idea de que el trabajo social tenía vinculación con el electoral que estaban realizando los partidos.

“En consecuencia, decidimos bajar el ritmo, poner en cumplimiento lo acordado dentro del propio Pacto, en el anexo, pero ya ha quedado atrás el proceso electoral”, dijo desde Guerrero luego de arrancar los programas conjuntos de educación, desarrollo social, vivienda y salud, en una de las comunidades más marginadas del país.

El mandatario estuvo acompañado del presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, y frente a él se dieron a conocer los alcances para el municipio que se ha tomado como base para el relanzamiento del programa Sin Hambre.

El presidente guatemalteco también intercambió impresiones sobre los diversos programas sociales que se aplican en su territorio y aseguró que se tiene la meta común de abatir el hambre entre los más pobres.

Incluso, no descartó un trabajo conjunto en las zonas donde se comparte frontera con México.

Los funcionarios encargados de cada área dieron el reporte y se espera que para mediados de agosto se cumplan con las primeras metas.

De inicio se empezó con las unidades móviles que darán servicio médico a las comunidades más alejadas. Ayer se dio el arranque de tres unidades de las 133 que habrá a escala nacional.

De ellas, 50 están destinadas a Puebla, Hidalgo y Morelos.

A decir del Presidente, los esfuerzos de la cruzada radican no solo en dar más alimentos, sino en erradicar las condiciones de marginación: “Son programas que ahí están. Varios de ellos derivan de subsidios o de apoyos para revertir o por lo menos mitigar las condiciones de marginación y de pobreza, pero el alcance mayor de esta cruzada tiene que ver con asegurar que quienes hoy están recibiendo estos beneficios, estas ayudas y estos apoyos, les permita, también, encontrar, en un mediano plazo, la realización de alguna actividad productiva que les depare y genere mayores ingresos”.

Rosario Robles, titular de la Sedesol, dijo que la intención de los programas no fue solo repartir despensas para lograr el “aplauso fácil”.

“Lo que estamos haciendo es para que se ejerzan los derechos, para construir ciudadanos, para romper con las lógicas clientelares y corporativas, porque no hay mejor vacuna para ello que el empoderamiento de los de abajo. Y esto, quiero decirlo muy claro, para nada es regresar al pasado, por el contrario”, expresó.

Testigo de analfabetismo

“Es que usted tiene mucho y nosotros no tenemos nada”, soltó con una sonrisa un hombre bajito y menudo al presidente Enrique Peña Nieto apenas cruzó la puerta de su casa.

El mandatario de Guatemala, Otto Pérez, lo miró perplejo y esperó a que su anfitrión hiciera algún ademán. Tan solo dos casas antes las expresiones habían sido por completo de agradecimiento.

Emilio Chuayffet, titular de Educación, aseguró que apenas uno de cada cinco de los pobladores superaba el tercero de primaria.

Para muestra bastó un botón. Apenas unos pasos adelante, un hombre saludó en el marco de la puerta al Presidente, detrás estaban cinco niños morenos vestidos a medias con camisas muy grandes.

Peña Nieto le acarició la cabeza a uno de ellos y preguntó: —¿Cuántos hijos tienes? —No sé —¿Cómo, perdiste la cuenta? —Son todos estos… y me falta uno… Alguien detrás del Presidente explicó: “No sabe contar. Pero tiene seis niños”. Ya no hubo más preguntas.

Fuente: MILENIO