Miércoles, 19 Septiembre 2012 08:56

SESIÓN SOLEMNE PARA CONMEMORAR EL 27 ANIVERSARIO LUCTUOSO DE LAS VÍCTIMAS DE LOS SISMOS DE 1985

No existe la tragedia, sino lo inevitable.

Todo tiene su razón de ser: solo se necesita distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.

¿Que es lo pasajero? Lo inevitable –

¿Y lo definitivo? Las lecciones de lo inevitable.

Paulo Coelho

     

Honorable Asamblea:

Una vez más nos encontramos recordando a todas esas entrañables personas que perdieron la vida en aquellos tristemente célebres días de septiembre de 1985.

En algunos casos amigos, en otros familiares, pero todos compañeros en la calamidad que nos mostró la fuerza de la naturaleza.

Fue ahí donde comenzó a conformarse la sociedad organizada, la solidaridad del pueblo mexicano y, en especial, la ayuda incondicional de todos los capitalinos para salir adelante en acontecimientos lamentables.

Apenas amanecía ese 19 de septiembre cuando el primer terrible sismo comenzó. Cuando había terminado, la devastación era notoria y la desesperación comenzaba a adueñarse de todo México, particularmente del Distrito Federal.

El sismo respondía a las características que se pensaba podría tener un sismo característico en la zona, pero sus efectos a una distancia de 400 km del epicentro, concretamente en la Ciudad de México, superaron cuanto cabía imaginar para un sismo de esta magnitud.

Ningún experto aquel entonces pensaba que un sismo en la costa del pacifico podría causar daños tan extendidos y graves.

Pero ahí no acabaría la tragedia. La tarde del día siguiente la tierra volvió a temblar con gran vigor, lo cual causó alarma en la región epicentral y el colapso de estructuras dañadas por el evento principal del ida anterior.

Este nuevo sismo también ocasionó un tsunami en la zona de Ixtapa. Se sintió en la Ciudad de México con gran intensidad y causó daños materiales sobre construcciones falladas previamente por el efecto del primer sismo.

El número de estructuras destruidas en su totalidad aproximadamente fue de 30 mil y aquellas con daños parciales llegó a 68 mil.

12 edificios multifamiliares en Tlaltelolco se derrumbaron y en los primeros 6 meses se demolieron más de 152 en toda la ciudad.

Se recogieron 2 millones 388 mil 144 metros cúbicos de escombros. Tan sólo para despejar 103 vías consideradas prioritarias, se retiraron un millón 500 mil toneladas de escombro.

Hubo escasez de agua reportando averías en el Acueducto suroriente con 28 fracturas, la red primaria con 167 fugas y la red secundaria con 7 mil 229.

El drenaje afectado abarcó Río La Piedad con 6 mil 500 metros afectados; en menor grado, el Río Churubusco. Filtraciones de la lumbrera 9 a la 14 del Emisor Central y en 300 metros del Interceptor Centro-Poniente.

Y, lo más lamentable, las vidas humanas perdidas.

Las autoridades reportaron el fallecimiento de entre 6 y 7 mil personas e incluso llegó a suponer que la suma final fue de 10 mil. Sin embargo, años después con la apertura de información de varias fuentes, el registro aproximado se calculó en 35 mil muertos, aunque hay fuentes que aseguran que la cifra rebasó los 40 mil.

En realidad, fue notoria la ausencia de una respuesta inmediata y coordinada de parte del gobierno.

Ante ello, la población civil se organizó improvisando estaciones de auxilio. La gente que podía donaba artículos y contribuía como le fuera posible al esfuerzo de recuperación. Fue así como la sociedad civil tomó en sus manos las labores de rescate.

Para el Partido Verde resulta sumamente doloroso recordar esta apocalíptica tragedia, pero recordemos que un pueblo que no tiene memoria esta condenado al fracaso.

Coincidimos en que el actual clima sísmico que se vive en el centro del país es terreno fértil para todo tipo de teorías cataclísmicas.

Sin embargo, queremos retomar la información que recientemente ha dado a conocer el Sismológico Nacional en el sentido de que en todo el planeta ocurren cada año de 12 a 15 temblores de entre 7 y 8 grados, y entre 120 y 150 de entre 6 y 7 grados. Los sismos superiores a 8 grados ocurren una vez al año o cada dos.

Los catálogos de sismos indican que hay semanas en las que no se registran ninguno y otras en las que ocurren dos o más.

Esto quiere decir que en las próximas semanas poco a poco serán menos y cuando hagamos un cálculo a final del año tendremos el mismo número de sismos que tenemos en promedio todos los años.

No obstante, ello no significa que por ser normal la actividad sísmica en nuestro país, por lo que debemos acostumbrarnos a vivir con ella, no tomemos todas las precauciones debidas para que sobre todo el daño a las personas sea el menor posible.

Es un hecho que se ha avanzado de manera considerable en materia de protección civil, tanto en la ciudad de México como en el resto del país. Existe todo un marco jurídico que le da sustento a la coordinación entre los tres niveles de gobierno y la cultura de protección ante desastres naturales cada vez permea más a lo largo y ancho de toda la sociedad.

Pero en esta materia el triunfalismo siempre será un pecado mortal. En una ciudad de las dimensiones de la nuestra, todo el tiempo hay debilidades y amenazas que se ciernen sobre ella. Problemas comunes que además compartimos con todo el mundo.

Las afirmaciones de los logros, también se deben contrastar con la realidad de alto riesgo que persiste.

Alguien incluso ha dicho que es difícil estar seguros de que la Tierra no está viva y consciente de sí misma y que tal vez la regulación de su organismo excede los conocimientos de la ciencia humana actual.

Pero más allá de cualquier teoría acerca de los fenómenos naturales, lo que queda ahora es no bajar la guardia, estar atentos y lograr la plena concientización de todos y cada uno de nosotros de que en cualquier momento puede suceder un terremoto de gran intensidad.

Compañeras y compañeros diputados:

Recordemos, pues, esta pesadilla que se torno realidad hace 27 años, recordémosla para honrar a tantos fallecidos, pero sobre todo que nos sirva para recordar, como dijera Louise Hay, que “una tragedia puede llegar a ser el mayor de nuestros bienes si nos la tomamos de una manera que nos permita crecer”.

Por su atención, muchas gracias.