El Partido Verde Ecologista de México denunció que los desmontes agropecuarios son la causa del 82 por ciento de la pérdida de masa forestal en el país, debido a que la política de desarrollo rural concentra su apoyo económico, tecnológico e infraestructura en la producción agrícola y pecuaria, olvidando el desarrollo forestal.

Con motivo del Día Mundial de la Diversidad Biológica –que se celebra este 22 de mayo-, legisladores, dirigentes y simpatizantes del PVEM simbolizaron la muerte de las selvas y bosques mexicanos, colocando 20 coronas fúnebres en árboles en Paseo de la Reforma, en el tramo comprendido entre la Glorieta de la Diana Cazadora y el Ángel de la Independencia.

En el acto, Mariana Boy Tamborrell, Secretaria de Ecología y Medio Ambiente del CEN de este instituto político, aseveró que para frenar el avance de la frontera agrícola y ganadera sobre los bosques y las selvas en el país es necesario impulsar programas de protección forestal, privilegiando el pago por servicios ambientales y no precisamente la reforestación.

Los programas de gobierno no invierten recursos en la protección de los bosques a pesar de que la pérdida económica por su desaparición, y con ello de sus servicios ambientales, es de millones de dólares anualmente, afirmó.

Y es que, dijo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el 81.5 por ciento de los ejidos registrados en 2007 lleva a cabo actividades de cría y explotación de animales y sólo el 9.5 por ciento realiza actividades forestales.



Boy Tamborrell explicó que la superficie dedicada a la producción ganadera en México es del 57 por ciento del territorio nacional y sigue en aumento, mientras que la superficie forestal tan sólo de 2000 a 2004 disminuyó de 8.6 millones de hectáreas a 6.1, según indica la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Destacó que nuestros bosques y selvas se encuentran en grave peligro de desaparición, pues de acuerdo con la FAO, la tasa de deforestación anual en México es de 1.1 por ciento, lo que equivale a perder casi cuatro veces el territorio del estado de Tlaxcala, o cuatro canchas de futbol por minuto, lo que coloca al país en el segundo lugar a nivel mundial entre las naciones con las tasas de deforestación más altas.

A su vez, el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Senado de la República, Jorge Legorreta Ordorica, comentó que es evidente que en México la protección de la biodiversidad no es una prioridad, ya que en el periodo de 2004 a 2005 sólo se han incorporado poco más de 70 mil hectáreas a los Programas de Pago por Servicios Ambientales, mientras que la superficie agrícola aumenta significativamente año con año.

Es urgente reorientar nuestros programas gubernamentales, pues no sólo el fomento agrícola incentiva la deforestación, sino que programas como PROÁRBOL que pretenden el rescate de nuestros bosques, reciben una gran cantidad de recursos, cuando lo que se requiere es destinar los fondos a detener la deforestación, a través de proyectos que protejan nuestros bosques y selvas, añadió.

Por eso, el también líder del PVEM-DF llamó a las dependencias del Ejecutivo Federal a coordinarse para tener una transición ordenada de los programas de fomento agrícola a los de protección forestal, y propuso que la Semarnat impulse un programa de difusión masiva, así como de capacitación en el país, para que la población interesada pueda acceder a estos programas.

En su momento, el diputado jesús sesma Suárez sostuvo que nuestros bosques tienen más valor económico en vida que si están muertos como ahora.

“Los servicios ambientales son cada vez más valorados en el mundo, y nuestro país, al ser uno de los 12 megadiversos del mundo, tiene un potencial privilegiado, pero ahora necesitamos impulsar su protección y no su destrucción”, puntualizó.

El también vocero del PVEM consideró que de continuar con las políticas actuales, los bosques de nuestro país desaparecerán por completo en menos de 90 años.

“Es imprescindible que las autoridades enfoquen estudiadamente sus esfuerzos, pues los programas agrícolas fomentan la deforestación, y por otro lado programas como PROÁRBOL promueven la reforestación, lo cual evidencia la falta de una política clara en torno a nuestros bosques, pues el problema tiene que atenderse desde la raíz”, apuntó.

A su vez, la también diputada federal Patricia Chozas y Chozas indicó que si bien la reforestación es una buena medida, no es suficiente, pues del total de árboles plantados, sólo sobrevive la mitad, además de que estas plantaciones forestales no brindan los mismos servicios ambientales que los bosques, pues son monocultivos que requieren grandes cantidades de agua, no constituyen un hábitat para especies y contaminan con el gran consumo de plaguicidas.

“Es urgente detener la deforestación, ya que afecta los ciclos ambientales fundamentales con tal impacto, que la tasa actual de extinción de especies no tiene precedentes”, aseguró la legisladora pevemista.

Su correligionario, Alan Nothol Guerrero exhortó a rescatar los servicios ambientales que brindan los bosques y selvas, entre los que sobresalen la purificación del aire y el agua, la mitigación de las sequías e inundaciones, la generación y conservación de los suelos, la dispersión de semillas, el control de las pestes agrícolas, la estabilización parcial del clima y el amortiguamiento de los climas extremos y sus impactos.

Por último los pvemistas urgieron a las autoridades a reorientar los programas gubernamentales, para que protejan nuestros bosques y selvas a través de pagos por servicios ambientales y que poco a poco desincentiven el fomento agrícola y la exclusiva reforestación.