Martes, 29 Noviembre 2011 03:34

DÉBIL, EL PODER DE COMPRA DE LOS MEXICANOS Featured

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El poder de compra de los salarios en México acumula décadas de pérdidas, la más reciente de ellas, enmarcada por el estancamiento de las percepciones salariales. Este escenario salarial, sumado al elevado desempleo y la desaceleración del sector externo, hacen difícil pensar que el mercado interno es capaz de sostener el crecimiento económico del país o que lo pueda hacer por mucho más tiempo.

El Universal/29 de Noviembre 2011

El poder de compra de los salarios en México acumula décadas de pérdidas, la más reciente de ellas, enmarcada por el estancamiento de las percepciones salariales.

Este escenario salarial, sumado al elevado desempleo y la desaceleración del sector externo, hacen difícil pensar que el mercado interno es capaz de sostener el crecimiento económico del país o que lo pueda hacer por mucho más tiempo.

Entre los factores que limitan el dinamismo del mercado interno en México, además de salarios estancados o congelados en numerosos casos, están el elevado desempleo, el menor crecimiento del empleo formal y remesas aún en niveles inferiores a los niveles precrisis.

Del millón 200 mil empleos que la economía requiere generar cada año, a octubre de este año se crearon 707 mil, sin considerar los empleos que estacionalmente se pierden en diciembre de cada año.

Sin embargo, dado el rezago del crecimiento y del empleo durante 2008 y 2009 derivado de la crisis, a la fecha la tasa de desempleo permanece elevada, en niveles superiores a 5% de la fuerza laboral. Previo a la crisis, la tasa de desempleo promedio era de 3.5% de la Población Económicamente Activa (PEA).

En tanto, la tasa de crecimiento anual del empleo formal ha moderado recientemente su dinamismo al pasar de una tasa de 5.45% anual en noviembre del año pasado a una de 4.15% anual en octubre de este año. En consecuencia, la masa salarial real del sector formal de la economía ha moderado su ritmo de avance. En meses recientes otros elementos del gasto interno han reportado un desarrollo menos favorable. Entre ellos, el índice de confianza del consumidor, que se ha estancado durante el presente año, y el de los productores, que ha disminuido en los últimos meses. Mientras que las remesas familiares se mantienen en niveles inferiores a la crisis.

De hecho, de no ser por una presencia del crédito bancario y el endeudamiento de los hogares mexicanos, el consumo interno estaría más limitado.

A septiembre pasado, el financiamiento de la banca comercial al consumo siguió recuperándose.

En el noveno mes del año representó el 23.6% del crédito total concedido por la banca comercial al sector privado y resultó la categoría crediticia más dinámica, pues la tasa de crecimiento nominal anual pasó de 8.8% en enero de 2011 a 21% en septiembre, impulsada por el crédito de nómina. Sin embargo, la cartera vencida de las tarjetas de crédito en el país también remontó a partir de marzo de este año.

Situación insostenible

El sector servicios o terciario, representa 70% de la economía doméstica y si bien en el tercer trimestre el comercio apoyó un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior a lo estimado por analistas económicos, esto ocurrió en gran medida gracias al crédito bancario —que como contraparte viene acompañado de una creciente cartera vencida— y a una pequeña masa salarial que se está debilitando.

No obstante, en adelante se debe considerar que el desempleo sigue elevado y que el empleo formal se está moderando, factores que ponen un límite al uso del crédito como forma de financiamiento familiar o personal.

El riesgo que este financiamiento representa se ejemplifica en el repunte de la cartera vencida de las tarjetas de crédito que aumentó de 9 mil 961 millones de pesos en marzo de este año a 11 mil 893 millones de pesos en septiembre pasado. Además, dado que la economía nacional depende en gran parte importante del sector externo y de la evolución de una demanda exterior que está en proceso de desaceleración, la preocupación de ejercer un gasto responsable adquiere una mayor relevancia. Con un debilitamiento externo que tarde o temprano arribará al país, el avance del empleo formal estará más limitado, por lo que las familias mexicanas deberían considerar otorgar mayor prioridad al ahorro o pago de deuda que al consumo de bienes duraderos que desean, pero no han comprado por no contar con un poder de compra que posibilite adquirir esos productos.

En consecuencia, fomentar el consumo en un entorno global muy volátil e incierto, sin una política económica efectiva que impulse el empleo, los salarios ni la competitividad del país, resulta irresponsable y funcionará sólo como un placebo.

 

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