Lunes, 03 Agosto 2009 08:54

PRIORIZAR LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÉTICOS DE SEGUNDA GENERACIÓN APROVECHANDO LOS RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS, PROPONE EL PARTIDO VERDE

Con la introducción de variedades genéticamente modificadas para elaborar bioenergéticos, México es susceptible de sufrir las consecuencias negativas que padecieron Estados Unidos, Brasil y Argentina, al producir combustibles sustitutos del petróleo y sus derivados, advirtió el diputado Diego Cobo Terrazas.

PRIORIZAR LA PRODUCCIÓN DE BIOENERGÉTICOS DE SEGUNDA GENERACIÓN APROVECHANDO LOS RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS, PROPONE EL PARTIDO VERDE

Boletín número 156/09

México, DF, a  03 agosto de 2009

 

Con la introducción de variedades genéticamente modificadas para elaborar bioenergéticos, México es susceptible de sufrir las consecuencias negativas que padecieron Estados Unidos, Brasil y Argentina, al producir combustibles sustitutos del petróleo y sus derivados, advirtió el diputado Diego Cobo Terrazas.

Recordó, el legislador que este instituto político  propuso en la Cámara de Diputados reformar diversas disposiciones de la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, con la cual busca que nuestro país imponga restricciones “de primer mundo” sobre la producción de bioenergéticos, es decir, las necesidades locales, sobre todo en materia alimenticia, deben tener prioridad frente al comercio global para minimizar los impactos sociales y ambientales negativos.

Cobo Terrazas, dejó en claro que la industria de Bioenergéticos en la producción agropecuaria, pone principal énfasis en cultivos como el maíz y la caña de azúcar, lo que eventualmente podría constituir un riesgo para la población, ante la falta de alimentos en nuestro país.

Podría ser aún peor porque el maíz es la base de la alimentación nacional y México es el centro de origen del maíz, dijo el legislador. “La introducción de variedades genéticamente modificadas para producir bioenergéticos, sería una fuerte amenaza para las variedades nativas de maíz y para la alimentación de los mexicanos”, advirtió.

En este sentido, recomendó aprovechar los cultivos de alimentos y mantenerlos debidamente separados de la industria de bioenergéticos. “Esto significa producir combustibles de “segunda generación”, es decir, aquéllos obtenidos de la biomasa proveniente exclusivamente de residuos de tipo orgánico de cualquier actividad agropecuaria, doméstica o industrial” aclaró.

Explicó que si toda la materia orgánica aprovechable se convierte en residuo, entonces, no será materia orgánica comestible, por lo que “proponemos incluir el término “Bioenergéticos de Segunda Generación” en la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, es decir, modificar el artículo 11, sección VIII de la Ley, para establecer una periodicidad y vigencia anual en los permisos de producción de bioenergéticos a partir de las partes comestibles del maíz”, precisó.

Los Estados Unidos de Norteamérica, es la primera nación productora mundial de etanol a base de maíz, sin embargo, las prácticas agrícolas empleadas en este proceso son actualmente insustentables, ya que involucran el uso de gran cantidad de fertilizantes, pesticidas y organismos genéticamente modificados, aseguró.

“Hablamos de que únicamente se considera al maíz como fuente de bioenergéticos; sin embargo, México también tiene potencial suficiente para producirlos a partir de otros cultivos. Por ello, consideramos pertinente hacer obligatorios los permisos previos para obtener variedades genéticamente modificadas de las partes comestibles de la caña de azúcar, remolacha, soya, sorgo, trigo y demás cultivos destinados a la alimentación humana o animal”, insistió. 

Al reconocer que las tecnologías de “segunda generación” para producir biocombustibles han recibido gran atención por parte de la comunidad internacional, el diputado federal, refirió que el Premio Nobel de Química, Mario Molina recomienda que México integre estas tecnologías en la elaboración de bioenergéticos a partir de celulosa de tallos y hojas de maíz, residuos forestales y residuos sólidos urbanos de tipo orgánico, porque el uso de estos evitaría la destrucción de ecosistemas y reduciría los cambios de uso de suelo.

En México, el potencial técnico de la bioenergía se estima entre 2 mil 635 y 3 mil 771 Petajoules al año, sin embargo, su uso actual es 10 veces menor, por lo que se estima una generación de 73 millones de toneladas de residuos de actividades agrícolas y forestales con potencial energético.

“Aprovechando los residuos sólidos urbanos de las 10 principales ciudades para la generación de electricidad a partir de su transformación térmica, se podría instalar una capacidad de 803 MW y generar 4 mil 507 MWh/año”.

Nuestra propuesta está encaminada a priorizar la producción de bioenergéticos de segunda generación aprovechando los residuos sólidos urbanos, además, otorgar permisos previos para su producción a partir de las partes comestibles de la caña de azúcar, remolacha, soya, sorgo, trigo y demás cultivos destinados a la alimentación humana o animal en sus diversas modalidades, mismos que se otorgarán con periodicidad y vigencia anual, solamente cuando existan inventarios excedentes de producción interna para satisfacer el consumo nacional, subrayó.