Jueves, 29 Abril 2010 10:25

PARTICIPACIÓN DE LA DIPUTADA ROSARIO BRINDIS ÁLVAREZ, SOBRE LA REVISIÓN DE LA AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN A LA CUENTA PUBLICA EN 2007.

Palacio Legislativo de San Lázaro a, 29 de abril de 2010.

Con su venia Señor Presidente. Compañeras y Compañeros Diputados.   Dentro del dictamen de la Cuenta Pública 2007 se reflejan las distorsiones del gasto del Gobierno Federal y su poco alcance en las metas de las políticas públicas. Algunos ramos alcanzan un gran número de inconsistencias así como sub-ejercicios y faltas.   Se trata de un dictamen duro y fundamentado, donde todos los Grupos Parlamentarios hicieron sus observaciones. Los integrantes de mi grupo Parlamentario sabemos que no basta sólo con la crítica sino con la propuesta de soluciones, por ello reconocemos que el primer paso está dado, la dictaminación de la cuenta pública 2007.   Nuestro deber no sólo consiste en señalar los defectos dentro de la cuenta pública, sino sentar las bases desde ahora para que el gasto sea transparente y llegue a quien debe de llegar: a los mexicanos.   El análisis y objetivo fundamental de la cuenta pública es que el Ejecutivo y la Cámara hagan un mejor trabajo en el uso y destino de los recursos del pueblo. Analizar si llegamos a los objetivos y metas previstos, así como determinar en qué y cómo se ejercen estos recursos para que lleguen a quien tienen que llegar sin retraso ni disminución.   En mi partido, estamos conscientes de votar a favor de este dictamen, por que ya es hora de asumir nuestra obligación para así dar el siguiente paso, que es tomar decisiones y hacer las grandes reformas que demanda la nación.   Permanecer como simples observadores pasivos se traduce en una parálisis legislativa, que puede derivar en la eterna espera de mejores condiciones de vida.   En la 61 Legislatura hemos avanzado en el desarrollo del tema. Revisamos y aprobamos el dictamen de la cuenta pública del año 2002 y ahora toca la cuenta pública del 2007.   No podemos seguir retrasando las decisiones importantes del país pues ello constituye un rezago histórico imperdonable que ni la nación ni nosotros, como representantes de los mexicanos, podemos permitir.