Senadora María Elena Barrera Tapia. El mundo entero vive una cruda realidad, llena de crisis regionales y problemas sectorizados, América Latina y en especial México sufren de un terrible maldición a causa de la riqueza de su territorio, que ha sido, durante mucho tiempo, un terreno fértil para la siembra de sustancias ilícitas, y por lo tanto ha servido como campo de cultivo para la violencia y la muerte.
La realidad nos ha rebasado, las medidas implementadas a nivel nacional e internacional sobre el manejo de psicotrópicos han quedado desfasadas ante un escenario global que evolucionó y demandó la atención de regiones enteras frente a problemas transnacionales.
¿Cuánto ha cambiado el mundo desde 1961? Nuestra situación es totalmente distinta de aquella que dio origen a las convenciones sobre estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
Por eso es tan necesario replantearnos la política nacional e internacional sobre este tema y siendo la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas, el escenario idóneo para convenir y construir una nueva política sobre sustancias psicotrópicas a nivel global.
México es uno de los países que más ha sufrido y sigue sufriendo el problema de drogas, no podemos seguir así, cada segundo que pasa se trunca la vida de un joven, cada minuto que perdemos es otra familia más que sangra a causa de sustancias ilícitas.
Esperar ya no es una opción, tenemos que actuar y cambiar la política de raíz. Derivado de la sentencia de la Corte respecto al uso de la marihuana, la regulación de sustancias ilícitas adquirió un nuevo debate en nuestro país.
Prueba de ello es el planteamiento de 11 mesas de trabajo realizadas por el Congreso de la Unión con el nutrido esfuerzo de un Consejo Técnico, conformado por expertos nacionales e internacionales en la materia, donde nos dedicamos a dialogar y debatir en torno a las Alternativas de Regulación de la Marihuana.
Son claros los avances logrados. Requerimos de una despenalización efectiva, muy efectiva; los consumidores no deben enfrentar la máxima herramienta de represión social del Estado, esto no es proporcional a los fines que persigue y mucho menos es la medida idónea para resolver el problema.
Debemos repensar nuestro sistema de tratamiento a consumidores, con sistemas de prevención, intervención temprana y consejería, sin criminalizar en ningún momento su uso.
Un adicto no es un delincuente, es un adicto y debemos tratarlo como tal.
Respecto al uso en tratamientos de salud, también es claro que se requieren más opciones terapéuticas y medicinales, el acceso a los medicamentos a base de canabinoides es un derecho que no podemos negar, aún y cuando no se haya probado que sean la mejor solución, las personas deben poder acceder a un estado óptimo de salud con el mayor número de opciones para poder hacer realidad este derecho humano.
A fin de brindar la más amplia regulación y protección de la salud de los gobernados, no podemos continuar sobre la misma política, pero si debemos acompañar toda decisión de un fuerte trabajo de prevención y tratamiento a consumidores.
Hay que darnos cuenta de la relevancia y el carácter que reviste una regulación tan importante como la de la marihuana, no es un simple problema que se resuelve parchando normas a diestra y siniestra, es un problema integral que requiere una solución aún mayor.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación hizo un estudio de constitucionalidad sobre las normas respecto a los derechos humanos que se encuentran en juego, por lo que no debemos rebajar el debate a meras cuestiones legales, en cambio debemos continuar sobre la misma ponderación de derechos humanos, entre el libre desarrollo de la personalidad, la salud, la justicia y la seguridad pública.
Las alternativas de regulación sobre la marihuana han sido muy específicas y en temas aislados, por la relevancia del asunto requerimos enfocar las propuestas a formas integrales que desde la Constitución hagan un solo frente que resuelva exhaustivamente todas las aristas en torno al uso del cannabis.
Es necesario que sentemos las bases constitucionales y legales para establecer, de manera general, una eficiente regulación, pionera en su tipo, que permita a los tres órdenes de gobierno realizar acciones coordinadas frente a un mismo problema.
México debe ser vanguardista, creativo y diferente, sin olvidar que el tratamiento especial que se haga respecto a la marihuana debe recuperar el fin último de todas las acciones, normas y convenciones que es preservar la salud, la salud de todos.
Por eso es tan importante lo que hoy se discuta, porque será la base para formar un posicionamiento mexicano frente a la Sesión Especial de las Naciones Unidas, que represente efectivamente las conclusiones nacionales y las medidas que aportaremos a nivel internacional para resolver el problema de drogas.
Este debe ser un foro que sirva también en lo local para generar una posición nacional respecto a las alternativas de regulación, la protección de la sociedad y la preservación de la salud.
Muchas Gracias.