Con su permiso diputado, Presidente. Compañeras y compañeros diputados.

La violencia hacia la mujer es una ofensa para nuestra concepción de desarrollo y civilización, pues ésta representa un retroceso respecto a la idea sobre la cual se fundan las democracias modernas, de que la ciudadanía debe ser universal. Hoy en día una de cada tres mujeres en el mundo denuncia haber sufrido algún acto violento por razones de género. En nuestro país siete de cada diez mexicanas han denunciado haber sufrido alguna forma de violencia a lo largo de su vida.

En la actualidad, si bien existe igualdad ante la ley reconocida de modo transversal en todo nuestro orden jurídico y por mandato constitucional está prohibida la discriminación, lo cierto es que las mujeres en México siguen siendo discriminadas y violentado su derecho a la dignidad, la vida, el patrimonio, la educación y la salud, entre otros.

A nivel internacional, organismos como ONU-Mujeres trabajan para que este siglo veintiuno sea el comienzo de una sociedad que erradique la cosificación de la mujer, de lo cual son ejemplos claros los matrimonios forzosos o los matrimonios de niñas; los estereotipos requeridos para diversas entrevistas de trabajo en las que se solicita un peso y una talla determinados para contratar a las mujeres; la violencia intrafamiliar; el asignar tareas en casa de acuerdo al género; el acceso a la educación y a la salud en condiciones diferentes a la de los varones, por citar solo algunos casos tan ofensivos como indignantes.

La publicación hace diez años de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia resultó ser un paso importante para poner sobre la mesa de discusión, la necesidad de erradicar actos que si bien atentan contra la dignidad de la mujer, hasta hace poco eran considerados socialmente aceptables.

Hoy podríamos decir que se han registrado avances significativos tanto a nivel jurídico-estructural, como en el ámbito de la consciencia, pues en la actualidad no solo contamos con un diseño institucional dirigido a erradicar la violencia contra las mujeres, el cual no teníamos hace una década, sino que también se han producido cambios en la sociedad que afortunadamente hoy tiene más miembros dispuestos a respetar y defender la dignidad del género femenino y modificar sus conductas para lograrlo.

No obstante lo anterior, aún hay mucho por hacer, se puede decir que México es un territorio libre de violencia en contra de las mujeres, pues no se puede negar que sigue habiendo actos en este sentido, los cuales van desde simples bromas hasta delitos tan atroces como el feminicidio, que de acuerdo al Instituto Nacional de las Mujeres se presenta al menos una vez cada 24 horas.

Por otra parte, el reporte "Brecha Mundial de Género 2017", nos indica otro aspecto en el cual es imperativo trabajar como sociedad, pues si bien este reconoce que en México se han reducido las diferencias de género en el ámbito político y en la educación, lo cierto es que también señala que las desigualdades económicas entre hombres y mujeres se siguen ensanchando, lo cual, lamentablemente, nos ha hecho descender 15 lugares en la lista de 144 países evaluados. El empoderamiento político de las mujeres no puede estar disociado de su desarrollo económico.

Hoy el Gobierno debe asumir contundentemente su responsabilidad y exhortar a todos los Estados a implementar acciones eficaces para erradicar la violencia en todas sus formas hacia las mujeres, en especial la más censurable que es el feminicidio. Asimismo, la sociedad mexicana en su conjunto debe asumir el reto de seguir llamando la atención sobre la violencia de género, sacándola a la luz pública y convirtiéndola en el centro de todos los esfuerzos encaminados a hacer realidad la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, toda vez que la inacción es una forma de complicidad.

Como bien enfatiza ONU-Mujeres, la violencia contra el género femenino se ejerce en la obscuridad; en consecuencia, es más extendida, persistente y devastadora para las mujeres que tienen miedo de levantar la voz y hacerse escuchar para decir ¡basta ya de abusos y violencia!

Finalmente, queremos utilizar estos minutos para reconocer el trabajo de una mujer mexicana excepcional, pionera en el extranjero y en el país en cuanto respecta al tema del empoderamiento de las mujeres, me refiero a la Maestra Rosario Green Macías, quien falleció el pasado 25 de noviembre y cuyo legado debe ser una antorcha en el largo camino que falta por recorrer en la lucha por una sociedad igualitaria. Que descanse en paz.

Es cuanto.

PARTIDO VERDE