Con el permiso de la presidencia;
En la actualidad, las fronteras del conocimiento humano se expanden constantemente, lo cual implica recordar que nuestro desarrollo como sociedad se mide por la manera en que tratamos a los seres con los que compartimos este planeta.
En este sentido, el humanismo, como corriente de pensamiento, ha puesto siempre al ser humano en el centro, resaltando la importancia de la dignidad, la libertad y la capacidad de razonar; sin embargo, en su esencia más pura, el humanismo también nos invita a una reflexión profunda sobre la ética y la moralidad de nuestras acciones, no solo hacia otros seres humanos, sino también hacia todas las formas de vida.
Esta forma de ver el mundo nos recuerda que la capacidad de empatizar, de entender y de cuidar no es solo una obligación hacia nuestra propia especie, sino una responsabilidad universal en virtud de la cual, los animales, como seres vivos merecen nuestro respeto y protección.
Cuando hablamos de protección y cuidado animal no nos referimos solo a evitar el sufrimiento innecesario o la crueldad, sino a reconocer que los animales tienen un valor intrínseco, por lo cual, debemos replantearnos nuestra relación con ellos.
La explotación desenfrenada de los recursos naturales y de los animales para satisfacer necesidades humanas ha creado un desequilibrio que amenaza nuestra propia existencia. La ciencia ha demostrado que los ecosistemas están profundamente interconectados y la destrucción de uno afecta a todos, por ello, la protección animal no es solo un imperativo ético, sino también una necesidad ecológica que debemos considerar seriamente.
En esta intersección entre humanismo y cuidado animal, encontramos una oportunidad para redefinir lo que significa ser verdaderamente humano, no se trata solo de la capacidad de razonar o de crear; se trata también de la capacidad de cuidar, de proteger a los vulnerables y de vivir en armonía con la naturaleza.
Al proteger a los animales estamos construyendo una sociedad más justa y compasiva. Estamos creando un mundo en el que todas las formas de vida son valoradas y respetadas. Juntos, podemos marcar la diferencia y erradicar el sufrimiento de los animales.
Los animales sienten, sufren y experimentan diferentes estados mentales, sin importar si se trata de animales silvestres, de compañía o de trabajo, por ello debemos procurar su bienestar y conformar un marco legal que permita evitar su sufrimiento.
El dictamen que hoy discutimos es una prueba clara del compromiso de quienes conformamos la presente Legislatura, el compromiso con los animales, con el bienestar animal y para impedir y prohibir el maltrato ha sido el principal objetivo en el Partido Verde durante los últimos 30 años, nos hemos dedicado a crear, fortalecer y mejorar la legislación y, el día de hoy, es nuestra convicción de que es tiempo de poner un alto a los abusos y malos tratos en contra de los animales.
Elevar a rango constitucional, la prohibición de maltrato a los animales, garantiza una mayor protección, ya que se reconoce a los animales como sujetos de protección jurídica porque los animales merecen un trato digno.
Por todo lo anterior, nuestro voto será a favor del presente dictamen.
Es cuanto, muchas gracias.