Con el permiso de la presidencia, diputadas y diputados;

El día de hoy nos encontramos en un momento muy importante para el futuro de la nación y del planeta. Hoy más que nunca enfrentamos la necesidad de plantear y replantear la forma en que obtenemos y utilizamos la energía eléctrica.

Sin lugar a dudas, las consecuencias del modelo energético actual han tenido un impacto profundo en el medio ambiente contribuyendo al calentamiento global y al deterioro de los ecosistemas que sustentan la vida.

Por lo anterior, la transición energética no solo es una responsabilidad sino una oportunidad histórica para transformación nuestra economía, mejorar la calidad de vida de la población y proteger el entorno natural para las futuras generaciones.

Para lograrlo, es imprescindible aprovechar de manera sustentable todas las fuentes de energías disponibles en nuestro territorio, deduciendo al mismo tiempo las emisiones de gases efecto invernadero y otros impactos ambientales adversos.

Es necesario priorizar la diversificación energética en nuestro país con un amplio catálogo de recursos naturales que utilizados de forma inteligente y sustentable pueden impulsar esta transición.

Las energías renovables, como la solar, la eólica, la hidroeléctrica y la geotérmica ya no son tecnologías del futuro, son tecnologías del presente, pero hace falta su implementación a gran escala; al mismo tiempo debemos asegurarnos de que el uso de fuentes tradicionales como los hidrocarburos se realice de manera más eficiente y menos contaminante.

El dictamen que hoy discutimos pretende precisamente eso; sin embargo, la transición energética no se trata solo de cambiar las fuentes de energía, sino que implica repensar todo el ecosistema de producción, distribución y consumo, lo cual requiere el desarrollo y la aplicación de políticas científicas e industriales que promuevan la innovación y faciliten la adopción de procesos que no dañen el medio ambiente.

Necesitamos invertir en investigación y desarrollo para mejorar la eficiencia de las energías renovables, así como las nuevas formas de almacenamiento y redes eléctricas inteligentes. Además, debemos promover una industria capaz de fabricar los componentes y equipos necesarios para esta nueva era energética generando empleo de calidad y fomentando una economía más justa y sostenible.

El rol de la ciencia y la tecnología es fundamental en este proceso, por ello necesitamos la colaboración entre el sector público y privado, fomentando que nuestras universidades y centros de investigación se conviertan en motores de conocimiento que desarrollen soluciones a nuestros desafíos energéticos.

El desarrollo de baterías de litio más eficientes, el uso del hidrógeno verde, la captura y almacenamiento del carbono, entre otros avances deben estar en el centro de nuestra política energética.

De igual forma, a nivel social es esencial generar conciencia sobre la importancia del ahorro y uso responsable de la energía; deficiencia no solo se logra a través de nuevas tecnologías sino también con cambios en hábitos de consumo. La ciudadanía, las empresas y las instituciones deben ser protagonistas en este cambio.

Juntos podemos reducir el desperdicio energético y hacer un uso más racional y consciente de nuestros recursos.  Por otro lado, la sostenibilidad no solo debe medirse en términos ambientales sino también en términos sociales y económicos; en este sentido, la transición energética debe ser inclusiva, las regiones más vulnerables que dependen en gran medida de la extracción de recursos fósiles no deben quedarse atrás.

Del mismo modo, necesitamos garantizar que los programas de reconversión industrial y la capacitación de la mano de obra se realicen de manera en que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de esta transformación.

Finalmente, es esencial que desde el legislativo impulsemos un marco regulatorio claro; las normativas en la materia deben ser estrictas y las industrias que más contaminan deben ser responsables por los costos ambientales de sus actividades.

Nuestro compromiso con la transición energética es absoluto. Estamos seguros que la colaboración de todos los sectores de la sociedad, la implementación de políticas científicas y tecnológicas adecuadas y el uso eficiente de todas nuestras fuentes de energía podrán asegurar un futuro más limpio, justo y próspero para esta nación.

¡Es el momento de actuar! ¡Es ahora! Por eso, votaremos en favor del presente dictamen.

Es cuanto, muchas gracias.